Decía estos días un joven ingeniero aeronáutico que no se quejaba porque, aunque su sueldo no era muy elevado (800 euros), tenía trabajo. Y lo comentaba resignado y agradecido porque la “cosa está como está”. Será por su juventud, será porque desconoce los honorarios que se facturan por los trabajos de ingeniería o será por lo que en Psicología del Aprendizaje llaman “la indefensión aprendida”.
Sí que es cierto que cada vez más profesionales liberales rebajan sus honorarios hasta suelos que, en muchos casos, hacen más aconsejable seguir mirando a las musarañas que aceptar algún encargo profesional. Pero no es menos cierto que pagar a un ingeniero aeronáutico 800 euros por el trabajo de un mes es una burla y que, amparándose en la precaria situación económica, muchos avispados están aprovechándose de jóvenes excelentemente preparados, por cuyo trabajo facturan a terceros cantidades en nada parecidas a las irrisorias percepciones que adornan las exiguas nóminas de sus asalariados o las minutas de sus colaboradores.
Está sucediendo en ámbitos tan diversos como el periodismo (escuchaba a una periodista freelance cómo se las veía para conseguir juntar 600 euros al final de mes trabajando para dos medios), la arquitectura (otro joven arquitecto contaba que lleva el estudio de un prestigioso colega por un módico salario mensual y, en alguna ocasión, el “premio” de una dirección compartida), la abogacía, la informática, la farmacia…
Estas cosas encorajinan. Más cuando ves a personajes mediocres, muchos sin cualificación alguna, percibiendo salarios ofensivos por ocupar cargos electos o puestos de libre designación. Como la concejala que no gobierna pero percibe 1.300 euros al mes “en concepto de indemnización por el tiempo, la dedicación y el esfuerzo que emplea en el desempeño de su cargo”, por asistir a un pleno y a alguna comisión.
Tiempo, dedicación y esfuerzo, el de los que destinan más de 40 horas a la semana para percibir la mitad de la indemnización de esta señora por unas pocas horas de “entrega” a los demás. ¿Cuánto debería corresponderle al ingeniero, la periodista o el arquitecto si aplicamos el precio hora de la “bien pagá” munícipe? Pues en ese Ayuntamiento, todavía hay ediles mucho mejor pagados. Y en otros.