Cuando hace veinticuatro años fundábamos la asociación denominada Caballeros de la Orden del Sabadiego, lo hacíamos con el interés de dinamizar la cultura noreñense así como promocionar y difundir la chacinería y la gastronomía que nos caracteriza, eligiendo el nombre del sabadiego porque este embutido tan desprestigiado en todos los ámbitos locales, había dejado de elaborarse hace muchos años.
Recuerdo como Dña. Carmen Fernández, heredera de la marca El Hórreo ante nuestra insistencia, mandó buscar al baúl de los recuerdos la libreta del abuelo Severino donde apuntaba las viejas recetas de todas sus elaboraciones. Allí estaba lógicamente la del sabadiego en el más profundo de sus sueños. No hicieron falta grandes cambios para actualizar el producto: simplemente cambiar la carne de “inferior calidad” –como aparecía hasta ahora en el diccionario- por carne de primera. El resto de ingredientes los mismos. El éxito no se hizo esperar y aún sin grandes promociones, exceptuando las llevadas a cabo por la propia Orden, ahora, hay mas de diez fábricas que lo elaboran en Asturias y aparece en variadas recetas de afamados restaurantes de Madrid, costa Mediterránea, León, Santo Domingo, etc. y lógicamente en el Principado, lo cual es de felicitarse.
Hace ya algún tiempo comenté con Doña Tomasa Arce, flamante directora general del gremio en el Principado, la posibilidad de calificar al sabadiego con una Indicación Geográfica Protegida (I.G.P) al igual que había ocurrido con varios productos asturianos, como el chosco, quesos, etc. petición que trasladamos asimismo al gerente de la Escuela de la Carne de Noreña con los datos necesarios para la consecución del citado reconocimiento y que así apareciese en las promociones de productos o alimentos asturianos, siendo actualmente y sin duda alguna, el producto más tipificado en Noreña.
Pues ahora, al fin, parece ser que efectivamente nuestra petición ha sido considerada en la Real Academia Española según nos lo acaban de confirmar. Anteriormente, fueron muchas las publicaciones nacionales y las presentaciones que del sabadiego hicimos por toda la península, incluyéndolo en las jornadas matanceras de El Burgo de Osma, las más importantes de Europa y todo ello con el esfuerzo único de los miembros de nuestra Orden, ya que jamás hemos tenido subvención alguna para estos menesteres promociónales, ni desde el consistorio local ni desde las correspondientes consejerías, aunque si alguna escasa ayuda en especies de fabricantes amigos y muchos reconocimientos oficiales u oficiosos de hostelería, turismo, empresariales, periodísticos.
Al fin , el sabadiego ha tenido el primer reconocimiento que merecía: el de la Real Academia, gracias a Don Emilio Alarcos, a Don Camilo José Cela, a Carlos Bousoño y a Don Ignacio de la Concha, que desde sus respectivos sillones hicieron suya nuestra petición, con el apoyo unánime de todos los demás académicos.
El esfuerzo de tantos años, ha merecido la pena.
Estamos todo de enhorabuena.