España ha entrado en una vorágine irreflexiva en la que se toman medidas de 'recorte y tijera' sin pensar en las consecuencias que ello tendrá para la siguiente generación o para nosotros mismos. Ahora se puso de moda demonizar a la minería y parece sensato renunciar a la única fuente de combustibles fósiles de que disponemos. Lo que los gobiernos ocultan a los españoles es la tremenda dependencia energética de nuestro país. Futuras convulsiones geopolíticas, que las habrá, pueden traernos penurias incontables por falta de suministro de gas y petróleo, mientras que futuros acaparamientos especulativos de materia prima energética pueden ponernos el hoy barato carbón de Sudáfrica a precio de oro. La tecnología extractiva ya había avanzado tanto como para poder licuefactar o gasificar los aún vastos depósitos de carbón que, por ejemplo, atesora Asturias. El 'solomillo', como decía Felgueroso. Lo estratégicamente prudente sería haber mantenido retenes al cuidado de los pozos para, en caso de necesidad, poder volver a operar en ellos. Pero no, los que ya se cerraron están inundados e irrecuperables. Y los que ahora se van a cerrar estarán definitivamente muertos dentro de no mucho.
¡Qué gran error! ¡Qué enorme estupidez! A Alemania, claro, y norte Europa, con sus capas horizontales, les da lo mismo. Y la pérfida Albión, Inglaterra, cree que contará siempre con el carbón de Australia. Pero nosotros no. Cuando necesitemos carbón, y lo necesitaremos, o su gas, ya no podremos acceder a él, porque el coste de abrir nuevos pozos, nuevas galerías, será inasumible. Y entonces lloraréis lágrimas de amargura en la boca de las minas, ciegas como el ojo del Cíclope y negras como el infierno.
Podría haber enfocado este comentario con argumentos románticos, recordando lo que los mineros lucharon por los derechos de otros trabajadores. Por mejorar los salarios, los descansos dominicales, la atención social de la empresa a sus trabajadores, a quienes la hacen día a día. Pero para qué. Cuando llegue el Leviatán espero no estar presente para tener que echaros en cara tanta ignorancia. Tanta imprevisión.
También quisiera equivocarme y que logremos, por fin, la energía nuclear 'fría'. Pero acabo de acordarme de que ya no invertimos en energías alternativas.
Seguir así, ¡grandes1. La 'fiesta' puede ser de órdago.
ADENDA: Donde más insultan a los 'privilegiados' mineros es en las tertulias de Madrid. Si llega, que ojalá no, la invernada energética, se van a acordar de sus antepasados mientras queman los muebles en sus estufas.