Que este gobierno se ha decidido a darle el golpe de muerte a la minería está claro desde el momento en que vemos la política de silencio mediático que se ha establecido en torno al conflicto más allá del Pajares. Llevábamos días con las carreteras cortadas y ninguno de los principales medios nacionales (quien paga manda) había recogido ni una reseña. Lo estuve siguiendo con detenimiento y el silencio era sobrecogedor. Y no es solo el centralismo que les hace ignorar todo aquello que pasa fuera de Madrid, es una clara señal de que hemos quedado fuera de combate cuando el combate no acaba de empezar. Hoy se estrena el Huffington Post y más de lo mismo: la única alusión es a la manifestación que hubo en Madrid hace unos días.
Esta claro que la aldea gala ha quedado sola y abocada al desmantelamiento. La caverna mediática, además, si hace referencia, no es al modo de vida de miles de personas desde hace dos siglos, sino a los disturbios y a las “millonarias prejubilaciones” de los mineros en un desaforado intento de poner a la opinión pública en contra en estos tiempos de crisis y justificar la muerte de un sector que, por otra parte, se venía anunciando. ¿Cuándo veremos el mismo trato hacia el sector bancario y los banqueros? ¿Cómo se puede estar negando el pan a un sector productivo mientras se da la tarta a los especuladores financieros?
Vecina del Natahoyo, me vienen a la cabeza continuamente recuerdos de la resistencia de la Naval al cierre de los astilleros, que convirtieron al barrio en permanente escenario de una batalla campal. La lucha fue dura, interminable. A la puerta de los astilleros si, ¿se acuerda? Justo donde este año se ubicará la Semana Negra, finada ya cualquier actividad... Mi generación ha vivido todas las reconversiones de una Asturias que cuando nací era industrial y rural, y que carece ahora de agro y de industria. Nos quedan por delante días duros. Lo peor es no saber que dejaremos a los que vienen detrás. Con suerte, una buena emigración y un idílico recuerdo.