El pasado día 31 de mayo en la sesión correspondiente del pleno del Congreso, la diputada de Coalición Canaria, Sra. Oramas González, en su intervención sobre el mercado financiero, manifestó “… Señor ministro, (Sr. Guindos) usted no estaba aquí hace dos años.
Hace dos años en 24 horas, hubo que aprobar un decreto porque si no este país era intervenido.
Todos esperábamos –y el Partido Socialista se lo pidió- la responsabilidad del partido popular pero el Partido popular optó por intentar hacer caer al gobierno… gracias a Convergencia y Unió y a los nacionalistas canarios que nos abstuvimos, a pesar de las presiones- y siento que no esté aquí el señor Montoro que nos dijo… “Que caiga España que ya la levantaremos nosotros”- este país no fue intervenido” (diario de sesiones 31 de mayo, pagina 14).
Lo que acabo de relatar causa estupor e incredulidad si no fuera porque consta como tal en el diario de sesiones del templo de la soberanía nacional.
Ahora me explico que el ciudadano Montoro, que ahora es ministro –en cualquier otro país democrático sería de cese fulminante la publicidad de esta reflexión -haya sido el mismo autor espiritual que presuntamente ideó y justificó la devolución de los presupuestos de Asturias de 2012 propuestos por FORO, calificándolos de irreales, poco rigurosos e inadecuados por sus exagerados ingresos y pocos detallados gastos.
Es el mismo que semanas después interfirió personalmente en la formación del Gobierno de Asturias, tras las pasadas elecciones autonómicas, amenazando a la ciudadanía asturiana con una chantajista intervención por el incumplimiento de las medidas de estabilidad presupuestaria.
Con esta radiografía de comportamiento político que evidencia su altura de mira patriótica se explica todo.
Se pregunta uno si España merece ser dirigida en momentos tan delicados por notables que beben en fuentes de comportamiento tan poco edificantes por su fondo de utilitarismo sectario.
Se pregunta uno si los militantes del partido popular pueden soportar, sin una reflexión serena e interior, que puedan verse representados por personajes políticos de semejante entramado ético.
Se pregunta uno si es legitimo aceptar estos liderazgos, que pueden ser referencia paradigmática en la nueva asignatura de Educación para la Convivencia ,sin cuestionar la autoridad moral del líder.
Se pregunta uno si mas allá de la crisis económica y financiera, no nos encontramos con una crisis radical de valores que hace que en el cuerpo social germine y quizás proliferen conductas anticívicas, ejemplarizadas por agentes políticos con funciones directivas que solo con su actuación, demuestran la adulteración de los auténticos valores de una sociedad ,de un pueblo ,de una nación .
Se pregunta uno el por qué , quién podría tener un gesto de autoridad cívica , de autentico liderazgo social ,queda inmóvil ,confundido con el terreno circundante lleno de hojarasca enmascaradora, esperando los beneficios electorales perversos que justifican toda conducta, según patrón del renacimiento clásico.
Pocos ven lo que somos pero todos ven lo que aparentamos(N.Maquiavelo)