El próximo día 21 de junio, día de más luz solar del año y fecha en la que dará comienzo el verano 2011, la Asociación de Hostelería del Principado, la mayor patronal del sector en Asturias con más de 4.000 afiliados, celebrará su reunión anual y en la misma se hará publico la entrega de la medalla de oro de la organización al empresario hostelero Marcelo Conrado Antón. Lamentablemente no podrá ser él quien la recoja, internado como esta en el Hospital General por un grave achuchón y aunque estoy seguro que se repondrá, lleva camino de ello, no estará dado de alta para esa fecha; por tanto me imagino que sus hijos, Laura y Javier, sucesores del padre, ya jubilado, al frente de los restaurantes La Goleta y Casa Conrado, le representarán  muy justificadamente. Personalmente me parece muy acertada la decisión de la directiva de la Asociación del Hostelería del Principado de Asturias de otorgar su medalla de oro a Marcelo Conrado Antón, decisión, por cierto, adoptada antes de que cayera enfermo. El hijo de Conrado, como se le conoce en muchos ambientes, siguió la estela de su padre y durante más de veinticinco años ha sido, y es, uno de los iconos de la restauración asturiana. Su familia va por la cuarta generación en estos de la hostelería ya que sus abuelos tuvieron establecimientos de comida y su madre, doña Jesusa, recientemente fallecida, fue una gran guisandera. Así pues, enhorabuena y a reponerse lo más rápidamente posible.

La Asociación de Hostelería del Principado de Asturias está presidida por José Almeida, de Casa Amparo, en El Fontán, que es otro empresario joven y dinámico y que estuvo a punto de fichar por Gabino de Lorenzo como candidato a una concejalía en las elecciones del próximo domingo. Buenos asesores que tienen le convencieron al final que podría perder mucho y ganar poco, y no lo escribo porque Gabino de Lorenzo no se merezca tal fichaje, pero, en definitiva, no es fácil para un empresario, y además ostentando la máxima representación de su sector, pasarse a la política en estos tiempos tan complicados que estamos viviendo. Lo mismo le ocurrió al presidente del Centro Asturiano de Oviedo Alfredo Canteli, cortejado por el propio Gabino de Lorenzo, y a quien muchos ciudadanos le situaban como su probable sucesor, y también por Francisco Alvarez-Cascos. Tras algunos devaneos Alfredo Canteli, también asesorado por expertos en la vida local, ha decidido por fortuna para los socios del Centro Asturiano centrarse en él no solo para finalizar las ambiciosas obras de ampliación y mejora que está acometiendo en las instalaciones del monte Naranco sino para prepararse para un nuevo mandato ya que ha anunciado que vuelve a presentarse a presidente para otros cuatro años.

Y ya que me refiero a la restauración me llega la noticia de que mis buenas amigas de Casa Laureano en Posada de Llanera han decidido cerrar el restaurante a comidas diarias, manteniendo, eso sí, la posibilidad de dar servicio para alguna que otra comida por encargo. Luisa, la madre, es una de las mejores guisanderas de Asturias y su hija María no le va a la zaga. Menchu, la otra hija, es toda una maestra en relaciones públicas. Lo que continúa con funcionamiento normal es el estanco, compartido hasta ahora con el restaurante, y que, según me cuentan, fue el primero que hubo en Asturias. Casa Laureano ha sido un establecimiento emblemático con una cocina de platos regionales como para chuparse los dedos. La bodega tampoco estaba nada mal. En sus comedores a  lo largo de estos años se ha han cocido negocios importantes. Menos mal que las paredes no hablan.