Tocan las trompetas de la Fama. Es el triunfo de los ciudadanos. Por fin se recupera la ilusión por la política, por la participación, por la justicia social.
La calle y las redes sociales arden de actividad cívica, pacífica, solidaria, responsable.
Es tiempo de conquista del espacio político por parte de sus legítimos dueños. También es tiempo de conquista del ámbito económico-financiero, de la sostenibilidad medioambiental y de la solidaridad y justicia universales.
Después del éxito popular toca aprovechar la oportunidad, ser prácticos. Están claros los grandes objetivos, pero conseguirlos requiere esfuerzo, habilidad, implicación y mucha participación.
El mejor camino para derrotar la corrupción, la injusticia, la desigualdad y la insolidaridad es recuperar y promocionar viejos y nuevos valores éticos de ciudadanía comprometida: honradez, esfuerzo, generosidad, respeto, tolerancia, amabilidad, lealtad, colaboración.
Equilibrio entre lo público y lo privado. Un poco menos de egoísmo. Más entusiasmo por el bien común. Más optimismo. Así será mucho más fácil continuar por la senda del progreso compartido.
Pronto llegará la hora de los ciudadanos.