Y en este caso el difunto es la derecha asturiana enzarzada en una absurda batalla de protagonismos, odios y traiciones que podrían ser plasmados en la TPA en un serial a lo Falcon Crest. El próximo viernes Pedro Sanjurjo, flamante presidente de la Junta General del Principado, convocará a miembros de la mesa y portavoces a una nueva reunión en la que, supongo, les anunciará la fecha del pleno para elegir nuevo jefe del Ejecutivo, lo que ocurrirá el día 29 de mayo y siguientes. La cosa está clara, al final gobernará el socialista Javier Fernández con Izquierda Unida de compañeros minoritarios y su coordinador regional Jesús Iglesias será nuevo senador en sustitución del secretario general de la FSA.
Y es que, por fin, Rosa Díez e Ignacio Prendes lo tienen claro: No se puede apoyar a una derecha enfrentada y vacilante aunque no les haga gracia apoyar a Izquierda Unida. Siempre queda lo de la abstención pero va a ser que no. Si el diputado de UPyD adopta esa postura tendrá que subir corriendo Pajares, exiliándose de Asturias ara siempre.
Pasan los días y Génova, la sede central del Partido Popular, va descubriendo sus cartas: A Francisco Alvarez-Cascos ni sidra de Trabanco, que hay que evitar como sea se asiente Foro Asturias en la tierra de Pelayo. Por eso Mercedes Fernández se ha visto forzada a presentarse como candidata a la presidencia del Principado sabiendo como sabe que no tiene posibilidad alguna. Lo que tampoco sabe, ni Mariano Rajoy, ni Dolores de Cospedal, es que Francisco Alvarez-Cascos aguantará el envite de estar tres años en la oposición, convirtiéndose en un verdadero dolor de muelas tanto para la coalición PSOE/IU como para el Partido Popular. Sabedor de que no repetirá mandato -desde luego se equivocó adelantando la legislatura- Francisco Alvarez-Cascos con sus íntimos (Isidro Martínez Oblanca, Enrique Alvarez Sostres, Florentino Alonso, Cristina Coto, Pelayo Roces, José Antonio Martínez…) ha comenzado a diseñar la remodelación de partido e incluso es probable que con esta maniobra de quedarse en la oposición pueda también poner, políticamente hablando, un pie en Madrid cogiendo la plaza de senador que hoy disfruta su persona de confianza Isidro Martínez Oblanca. Tanto el senador que sea como el diputado Enrique Alvarez Sostres a partir de ahora modularán de manera distinta sus relaciones con el gobierno de Mariano Rajoy, desencantados como están con el que años atrás fuera su partido. Por su parte, Mercedes Fernández, la dedocrática presidenta del PP de Asturias, a chupar banquillo en el parlamento regional a la espera de que Mariano Rajoy fije fecha para el congreso regional del PP en el Principado. Aunque está previsto que ella salga elegida presidenta, ojo al dato, que un cada vez más lanzado Agustín Iglesias Caunedo podría levantarle el sillón apoyado por la vieja guardia que encabeza Gabino de Lorenzo y por la lideresa de Gijón Pilar Fernández Pardo quien además de no poder ver a Mercedes Fernández se mantiene en un segundo plano cargando el arcabuz con el que a buen seguro hará estragos en el próximo congreso regional.
No se adonde nos va a llevar todo esto pero los asturianos estamos hasta el moño de las acciones de nuestros principales políticos y de sus partidos. Mañana visita Asturias en viaje oficial la ministra de Fomento Ana Pastor. ¿Hará como su antecesor Pepiño Blanco?. Esto es, torearnos con plazos y fechas de finalización de obra que nunca se cumplen o, por el contrario, tiene intención de que de una vez por todas finalicen los tramos pendientes de la autovía del Cantábrico y la variante ferroviaria de Pajares. Supongo que Francisco Alvarez-Cascos no la perderá de vista.