Una gran mayoría de ciudadanos, especialmente los jóvenes, deberían, rápidamente, reclamar atención al gran desafío que representa la adecuada conservación del medio ambiente, especialmente el cambio climático.
En todas las redes sociales deberían figurar frases sencillas y precisas recabando adhesiones para que los gobiernos se ocupen de la puesta en práctica de la Agenda 21 y de las medidas apropiadas actualmente.
Es intolerable que los gastos militares, el coste de los carburantes, el poder mediático y los mercados sigan ocultando, con un constante acoso y efecto a corto plazo, las grandes responsabilidades de los gobernantes para hacer frente a los gravísimos retos que condicionan la propia habitabilidad de la Tierra. El compromiso supremo de todos los seres humanos es garantizar la calidad de vida de las generaciones venideras.
En varias ocasiones he propuesto la creación, en unas Naciones Unidas “refundadas”, de un Consejo de Seguridad Medioambiental. Es moralmente inadmisible que los gastos militares y de armamento asciendan a 4.000 millones de dólares diarios y se escatimen a continuación los medios necesarios para la normalización ecológica.
En todas las redes sociales, en la “Puerta del Sol mundial” que es el ciberespacio, levantemos la voz para que los temas realmente esenciales –la alimentación, el medio ambiente, la lucha contra la pobreza…- sean atendidos como prioridad de la gobernación mundial.
En caso contrario, la movilización popular se convertirá en un clamor de tal intensidad y resistencia a las “pautas democráticas habituales”, que no tendrán más remedio que enderezar las torcidas tendencias actuales.
En todas las redes sociales deberían figurar frases sencillas y precisas recabando adhesiones para que los gobiernos se ocupen de la puesta en práctica de la Agenda 21 y de las medidas apropiadas actualmente.
Es intolerable que los gastos militares, el coste de los carburantes, el poder mediático y los mercados sigan ocultando, con un constante acoso y efecto a corto plazo, las grandes responsabilidades de los gobernantes para hacer frente a los gravísimos retos que condicionan la propia habitabilidad de la Tierra. El compromiso supremo de todos los seres humanos es garantizar la calidad de vida de las generaciones venideras.
En varias ocasiones he propuesto la creación, en unas Naciones Unidas “refundadas”, de un Consejo de Seguridad Medioambiental. Es moralmente inadmisible que los gastos militares y de armamento asciendan a 4.000 millones de dólares diarios y se escatimen a continuación los medios necesarios para la normalización ecológica.
En todas las redes sociales, en la “Puerta del Sol mundial” que es el ciberespacio, levantemos la voz para que los temas realmente esenciales –la alimentación, el medio ambiente, la lucha contra la pobreza…- sean atendidos como prioridad de la gobernación mundial.
En caso contrario, la movilización popular se convertirá en un clamor de tal intensidad y resistencia a las “pautas democráticas habituales”, que no tendrán más remedio que enderezar las torcidas tendencias actuales.