Con Asturias en plena recesión -la situación es más grave de lo que parece-, unos políticos que continúan mareando la perdiz, y a punto de alcanzar la cifra de 100.000 parados, el ciudadano de a pie se enfrenta pasado mañana a una huelga general convocada por los sindicatos para protestar por la reforma laboral presentada por Mariano Rajoy y su gobierno. No digo, Dios me libre, que no haya razones suficientes para tamaña protesta; lo que me preocupa es lo que el trabajador de a pie, o sea, el no liberado, sacará en claro de ella salvo perder un día de salario y la consiguiente cotización. Mucho están cambiando las cosas en nuestro país cuando el secretario regional de CCOO Antonio Pino declara su preocupación por la actitud de empresarios que coaccionan a sus trabajadores para que no vayan a la huelga así como la posibilidad de que las fuerzas del orden, nunca mejor dicho, obstaculicen la labor de los piquetes informativos. Siempre creí que eran los piquetes los que obstaculizaban a los trabajadores su acceso al trabajo, o mucho hemos madurado estos últimos años. Como es preceptivo, por la tarde en Oviedo, desde la plaza de América a La Escandalera, manifestación. Los miles de parados, supongo, estarán a ambos lados de la calzada deseando expectantes que los sindicatos de clase se acuerden de ellos. Es más, probablemente a algunas empresas la huelga general les beneficiará ya que como no venden un euro así se ahorran un día de salario. Por supuesto que espero ver mañana, en cabeza de la manifestación, como ocurrió hace unas fechas en Gijón, al candidato a la presidencia del Principado Javier Fernández. Seguramente no será el jefe del Ejecutivo asturiano. Tengo la impresión que el recuento del voto de los emigrantes por la zona de occidente no alterará el resultado conocido; entre tanto los organismos oficiales correspondientes no dan abasto para resolver todas las solicitudes de ERE que les llegan. Menos la Iglesia, todos los sectores están afectados por la crisis. Desde notarias hasta agencias de viajes pasando por bares, comercios, bancos, metal, etc.
Volviendo a la huelga, Iberia, la única compañía que enlaza Asturias con Madrid y vice versa, ha cancelado todos sus vuelos el jueves excepto uno para Madrid a primera hora y otro de retorno a última hora. Sea por lo que sea comienzo a pensar en la maldición en cuanto a vuelos de nuestro aeropuerto. Unas veces por una razón y otras por otra el sufrido pasajero se está hartando de los incumplimientos en la salida y llegada de vuelos. Como será que Cajastur, por ejemplo, ahora que todo lo decide en Madrid, ha alquilado un mini bús que todos los días en menos de cuatro horas -habrán contratado como conductor a Fernando Alonso- que lleva y trae a ejecutivos desde la capital de España. Eso si, me consta que el pluriempleado presidente Manuel Menéndez aún no lo ha estrenado.
Javier Fernández, tras pasear mañana el palmito al frente de la manifestación, se entrevistará el viernes con Francisco Alvarez-Cascos cara a la formación de nuevo gobierno mientras la otra candidata Mercedes Fernández continúa aún sin desvelarnos con que acta de diputada se quedará: La siempre apetitosa para el Congreso en Madrid o la más prosaica en el parlamento asturiano. Tranquilos que desde el domingo no ha visitado Asturias ministro alguno para animar a los suyos tras el batacazo electoral. La campaña popular de las rebajas hace unas fechas que terminó. Ahora comienza el gran teatro de la Junta General del Principado cuyo elenco de actores ha sido renovado en más de la mitad a la espera de que sepamos quien va a ser el director escénico y es que cuanto primero se alce el telón, mejor para todos.