En este resurgir del ensalzamiento de los valores patrios, la RAE entra a trapo gozosa con ese oportunismo que la caracteriza. Que no oportunidad, pues las guías de lenguaje no sexista llevan 20 años en la calle y no les hemos escuchado pronunciarse al respecto hasta ahora.
Efectivamente, para nuestra desgracia, cada lengua es heredera de su cultura y ha sido la nuestra tradicionalmente una cultura del macho, del toro, de cojones: La mujer la pata quebrada y en casa (sobreentendemos quien tiene derecho a quebrársela) No es de extrañar que, con la democracia, entre otras muchas acciones, se hayan publicado normas que pretendían facilitar la integración de la mujer, darle visibilidad en todos los ámbitos, promover la igualdad... y que han servido para hacernos más presentes, pero no han evitado la brecha salarial, el desempleo femenino, la violencia de género, el techo de cristal, etc. Los académicos de la RAE, menos mal, no dejan de reconocer lo obvio: la discriminación, la existencia de comportamientos verbales sexistas, la falta de igualdad en la sociedad y hasta la abundante legislación que intenta remediarlo. Esto es, admiten la realidad pero la ignoran, como si el lenguaje fuera inocuo, puro e inmutable en el tiempo.
Resulta curioso, en ese sentido, que la RAE admita barbarismos, anglicismos y coloquialismos alegremente o cambie la ortografía sin anestesia ni consulta, pero nunca se haya planteado, desde su ortodoxia, contribuir a eliminar las diferencias entre género y sexo. Esto es, posicionarse y colaborar cuando, en los años ochenta y noventa la sociedad exigía y favorecía medidas de discriminación positiva que dejasen de ocultar, que diesen luz a más de la mitad de la población (un 51% somos mujeres) Y también resulta curioso que cuando se pronuncia, veinte años después, se refiera al "criterio de las autoras", como si la igualdad no fuera también competencia de los hombres, ni defendible por ellos. Como si una sociedad más igualitaria no fuera más beneficiosa en su conjunto.
En cierta forma, es entendible. Hemos despertado, pero el dinosaurio sigue ahí. Y, además, ahora gobierna. Se ha inaugurado una época de marcha atrás, sin condón ni píldora del día después. Hay que wert a quien wertmos, ensalzando el Diccionario Biográfico Español , el informe de la RAE y los toros. La marca España. ¿Se lo dije, que en esta crisis me hubiera gustado ser islandesa? Lo que nos queda....