Lo importante no es sólo el cuánto, sino también el cuándo y en qué.
¡Qué jaleo con las cifras totales del déficit! Números relativos al Estado central y al Estado-Comunidades Autónomas…
Grandes aspavientos al ver “lo que nos han dejado” cuando en muchas ocasiones es “lo que hemos dejado”; exclamaciones de sorpresa al ver lo que se debe en los Ayuntamientos… cuando muchos sabían bien las facturas impagadas que se tenían acumuladas…
Un poco de seriedad. No se trata de cuánto se ha gastado, sino de cuándo se gastó y en qué. Porque en algunos casos es oportuno y debido y en otros es indebido e inoportuno.
Lo que se ha traducido en hospitales, dispensarios, escuelas, universidades, infraestructuras… es muy distinto lo que se ha invertido en instalaciones superfluas e interesadas.
Algunas de estas inversiones merecen parabienes. Otras, castigo