En primer lugar, MCA-UGT reconoce que la política energética es un factor clave para impulsar un desarrollo económico compatible con la protección del medio ambiente, que ayudaría a la consolidación de un modelo económico sostenible, estable y eficiente, reforzando así la confianza de empresas y consumidores.
Tras el incidente de la central nuclear de Fukushima en Japón, el debate sobre el suministro energético ha vuelto a un primer plano de actualidad. Se cuestiona la viabilidad de la energía nuclear, situando como prioritarias a las energías limpias. Esto nos llevará a pensar en un futuro dependiente de las energías renovables. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que las declaraciones y decisiones que se han sucedido, obedecen a una reacción inmediata al desastre y a la alarma creada, no a un análisis en profundidad de la situación, que debería llevar aparejado un estudio pormenorizado de cómo se llevaría a efecto una transición de un Mix energético a otro.
Cualquier medida que tienda a reducir el consumo de combustibles fósiles puede ir en la buena dirección siempre que forme parte de una estrategia global y que, por tanto, no sean medidas aisladas de carácter discrecional que no contribuirían de forma eficiente a los objetivos de la política energética. Por tanto, es necesario que se mantenga la exigencia al Gobierno de que remita a las Cortes Generales el proyecto de Ley de Eficiencia Energética y Energías Renovables, a lo que ya se comprometió en la Ley de Economía Sostenible, en su disposición final vigésimo primera.
La apuesta decidida por el desarrollo de la industria eólica, que inicialmente se materializó en Europa, y que posteriormente se ha trasladado al resto del mundo, ha supuesto la creación de un mercado en continua expansión, que ha favorecido la aparición de empresas muy especializadas, con alto valor añadido, con vocación internacional, y comprometidas con la innovación.
Por todo ello, MCA-UGT apuesta por una industria que impulsa el crecimiento sostenible, contribuyendo, entre otros factores, tanto a la reducción de emisiones de CO2, como de nuestra dependencia energética. Además, como sector puntero de alto valor añadido en nuestra economía, va a contribuir a la creación de un empleo con un alto nivel de formación y cualificación, estable y de calidad.
Por otra parte, la industria eólica se va a ver afectada por los retos de futuro, entre los que cabe destacar, el cumplimiento del objetivo de la Unión Europea de que, para 2020, un 20% del consumo final proceda de energías renovables, lo que supone que, en torno al 40% de la generación de energía eléctrica tiene que proceder de los parques eólicos o fotovoltaicos, explotaciones hidráulicas, instalaciones termosolares, etc.
Nuestro país se ha convertido en referente mundial, tanto en promoción eólica, como en la fabricación de componentes para esta Industria. El apoyo que a nivel institucional se ha ofrecido al desarrollo de estas tecnologías, ha sido fundamental para ello, sin olvidar el importante esfuerzo, que las propias empresas han llevado a cabo.
Por otro lado, es necesario volver a incidir en la importancia que tiene la estabilidad regulatoria del sector, ya que cualquier modificación de ésta puede suponer una barrera para el desarrollo de este sector, lo que pondría en riesgo toda la actividad industrial y, consiguientemente, el empleo.
Por último, consciente de las potencialidades de este sector, MCA-UGT Federación de Industria, elaboró en 2009, en el ámbito del Observatorio Industrial del Sector de Fabricantes de Bienes de Equipo, un estudio titulado “Análisis de la Industria de Equipamiento para las Energías Renovables: Eólica y Solar”.