Ayer ha muerto una de mis mejores amigas, Mª Jesús Ocampo, gran guerrera de Babia. Ella entró en el hospital de Jove el día que yo salía y aquella mañana, las dos en bata, entre comadres, mediante el conjuro de Imborg, le hice traslado de los poderes de los espíritus de las pequeñas cosas que a mí tanto me habían ayudado, todas lila, color de la ilusión, color feminista que a ambas tanto nos gustaba. Ella quería luchar, luchar aunque solo fuera previsible la derrota, luchar, seguir luchando hasta conseguir la victoria. No hubo victoria, tampoco descanso para la guerrera, su lucidez no se lo puso fácil nunca. Sabía a qué se enfrentaba y tuvo que negarlo, aceptarlo, asumirlo, creerlo, rebelarse, temerlo, sufrirlo...para ser derrotada en apenas un mes. Fue una batalla breve en el calendario, inmensamente dura, otra batalla perdida contra el cáncer.
Solo queda ya recordar los buenos momentos, las largas charlas, los calderos en el Lira, su lucidez intelectual, su espíritu combativo. Me encanta esta foto suya, revela su fragilidad, ella, que era tan dura como la tierra que la rodea, tan menuda y tan grande como ninguna. Mira por encima del hombro y sonríe, así la conocí hace casi treinta años. Había estudiado la carrera cuando Franco aún vivía y durante la Transición, en Madrid, estuvo en primera fila. Venía de vuelta cuando nosotras íbamos, me llevaba seis años, de aquellos que son casi una vida. Siempre veía un paso más allá, vaticinaba lo que se cumpliría y no porque fuera profeta, sino porque su capacidad de análisis y crítica, su fecunda experiencia le permitían una interpretación de la realidad tan compleja como la realidad misma, polifacética. Aprendí de ella que nada es blanco ni negro -fue la última frase que le escuché-, a descomponer los colores, las materias, los sucesos, las noticias, la política, la sociedad, la economía. Sobre cualquier tema relevante, ella compraba todos los ensayos a favor y en contra, los leía y te ofrecía un prisma que sintetizaba todas las posiciones, cuando tú casi no habías decidido cual sería la tuya.
La profundidad intelectual fue su arte, socióloga de carrera en permanente ejercicio, aunque fuera otro diferente su oficio en el Ayuntamiento de Villablino, que hoy estará de luto, como todos aquellos, todas nosotras, con los que trataba, con las que compartía las horas, las copas, los debates, las risas.
El 11-11-11 había estado en mi 50 cumpleaños, tan llena de sueños, tan llena de vida. Apenas una molestia en la espalda la perturbaba, pero acabó bailando, celebrando estar vivas. Todavía después se fue a Roma. Le encantaba viajar sola, lo hacía siempre que podía, había estado en China y vuelto encantada porque "eran todos tan bajitos" que en las multitudes podía ver a lo lejos. Era el primer país en que le pasaba. Me encantaba achucharla entre mis brazos, besarla efusivamente, y ella, que se reconocía tan seca como su tierra, esa tierra que sale en la fotografía, se dejaba, le prestaba, lo agradecía. Mi querida amiga, espero que mi calor te haya llegado hasta el último día. Te llevaré siempre abrazada en mi corazón.
Y mi más sentido pésame a sus hermanas, especialmente a Eve, que no se separaron de su lado, y a toda la familia.