Dios me libre de dar consejos, y menos al señor presidente del Gobierno, don Mariano Rajoy, aunque sí me permito comentar, como ya hice hace algunos meses, el progresivo problema que se la va a plantear, mejor aún, que ya tiene, con su cadena amiga, orgullosa de ser de derechas.
Después de la campaña que emprendieron contra el ministro de Economía, por el nombramiento de una científica española como directora general del departamento de lo suyo, es decir, de innovación, de la que llegaron a insinuar cosas 'oscuras' respecto a su relación con el señor Guindos, hoy han emprendido otra campaña, en este caso contra Iñaki Oryazábal, al que afean que no tenga una licenciatura --es sabido, para quienes siguen la cadena amiga del PP, que los españoles que no tienen carrera son indignos de gobernar, -- sólo porque ha expresado opiniones sensatas que lo indentifican con Juan Español, muy a pesar de la cadena amiga.
El problema, señor presidente, es que con la presencia permanente del vicepresidente del Congreso, del PP, de la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, del señor Soria y de otros altos cargos del Gobierno Español, que se ufanan de compartir los sentimientos y manifiestos de la cadena, parece que están legitimando asertos diarios como que las mujeres que abortan son asesinas que deben de ir a la cárcel o como que deben de cerrarse los colegios e institutos públicos, porque los españoles de bien pueden pagarse un colegio privado, o que los españoles deben de trabajar por 300 euros, que con eso ya les llega, que para eso son chusma, posiblemente roja.
A mí, personalmente, me gustaría ver un cierto distanciamiento entre el Partido Popular, que está afrontando con coraje y acierto en muchas cosas en el más difícil reto de la reciente historia de España, y un conjunto de antisistemas disfrazados de afines y allegados. Preveo, señor presidente, que un día de éstos le van a dar un disgusto mediático. Y, si no, al tiempo.