Miramos a Grecia, pero ojo con lo iranoisraelí

Estamos hoy muy preocupados con el asunto de Grecia --me figuro que ellos más, claro-- no vaya a ser que nos explote el bombo y nos averíe aún más el delicado trance en el que nos encontramos que, la verdad, empieza a apuntar maneras de mejorar allá a finales de año, a juzgar por lo que escucho al ministro Luias de Guindos esta mañana, en cuya opinión, experta, nadie lo duda, si bien éste primero será un trimestre horrible, el segundo semestre será el de las estabilización para a partir de enero volver a pensar en crecer, de a poco, pero crecer. Dado que llevamos ya cuatro años de crisis, habrá que intentar sobrevivir unos meses más, así que a apretar los dientes y a empujar.

 

Pero vuelvo a lo de Grecia y debo de decir que aún me preocupa más, en la esfera internacional, intuir cómo sube la masa del bizcochón irano israelí. Los iraníes, que ven cómo les crece la oposición interna, principalmente porque el de Irán es un pueblo culto, informado, al que es más difícil tener tiranizado década tras década, están buscando cualquier posibilidad de conflicto armado exterior que les de la excusa para pasar por la piedra, y no en sentido figurado, todo lo que huela a oposición. Entre tanto, al presidente Obama cada día le cuesta más sujetar la traílla del Mosad y el ala derecha del Gobierno de Israel, que ya tiene las coordenadas, los aviones y los misiles armados para librarse de su pesadilla particular, la planta nuclear iraní de la que según sus previsiones está a punto de salir la primera arma atómica seria --se sospecha que Irán tiene algunas de pequeño poder, procedentes de los antiguos arsenales rusos durante la época de cierto descontrol que se tras la caída de la URRSS--, algo que, símplemente, no están dispuestos a tolerar. 

 

Les cuento ésto no para hacerles el día más incómodo, sino para que se den cuenta de cómo hay que mirar la escena internacional por todas partes, porque si lo de Grecia es gordo, el pastel iranoisraelí es de órdago a la grande, con estrecho de Ormuz, golfo de Sidra, Gran Visir Iznogud y Califa en lugar del Califa.

 

Pero dicho eso, en el entorno más cercano, hoy puede ser un gran día. Basta que se ponga bien alguien de su entorno delicado de salud, o que les sonría un niño, o que se les declare una señora o un caballero estupendos, o que el cocido de garbanzos les  salga como para chuparse los dedos, o que algo les salga bien o, incluso, que éste sea un día normal. Así que, ¡ánimo!

 

Atentamente.



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