Agustín Rodríguez Sahagún, in memoriam

Agustín Rodríguez Sahagún, in memoriam
  • El acto ha reunido en el Palacio de Cibeles a concejales de aquella corporación, a miembros de la actual, a cronistas de la Villa y a la viuda e hijos del alcalde del CDS
  •  La sagacidad, la reflexión, el trabajo, el entusiasmo, la exigencia, la cultura son los rasgos del alcalde del CDS que ha destacado Ruiz-Gallardón 
  •  Entre su legado, se encuentra el impulso dado al parque Juan Carlos I; la concepción del Campo de las Naciones como un polo de crecimiento equilibrado, o la puesta en marcha de la revisión del Plan de Ordenación Urbana

Cuando se cumplen veinte años de su fallecimiento, la Ciudad de Madrid ha querido rendir un homenaje en memoria del que fuera el tercer alcalde del Madrid democrático: Agustín Rodríguez Sahagún, en un acto que ha reunido en el Palacio de Cibeles a concejales de aquella corporación, a miembros de la actual, a cronistas de la Villa y a la viuda e hijos del alcalde del CDS.

 

Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de la capital, ha hecho un repaso a la vida de un hombre que "se dejó la salud al servicio del servicio público y de la ciudad a la que quiso", partiendo de la definición que de él hiciera Camilo José Cela cuando lo tildó del "mejor alcalde de Madrid en un siglo". Y junto a su faceta de alcalde, Ruiz-Gallardón, destacó el papel que jugó en otras esferas de la vida pública como, por ejemplo, al frente del Ministerio de Industria y Energía o del de Defensa, convirtiéndose en el primer civil que ocupó este último cargo. "Junto al alcalde -subrayó Ruiz-Gallardón- saludamos también al hombre de la Transición que participó en la obra más valiosa y compleja de nuestro siglo XX: la articulación política del consenso entre los españoles". Y en esa participación, la lealtad presidió sus decisiones y fue la que le hizo acompañar "a Suárez en el largo epílogo del Centro Democrático y Social, haciendo con él la travesía del desierto que supuso pasar de dos diputados en 1982 a 19 en 1986".

 

La Alcaldía, el mejor recuerdo

En mayo de 1989 Agustín Rodríguez Sahagún llegaba a la Alcaldía madrileña "por los mecanismos parlamentarios de alternancia previstos en nuestro sistema democrático" y "gracias a una de las mayores demostraciones de generosidad política que se recuerdan en nuestra historia reciente y que todavía hoy honra la figura de José María Álvarez del Manzano", apuntó Ruiz-Gallardón, quien recordó que Álvarez del Manzano podría haber aspirado a la Alcaldía de Madrid y que sin embargo "puso los 20 concejales de su grupo al servicio del interés general de la ciudad y acepto ser un magnífico y leal teniente de alcalde".

Desde su primer día como alcalde Rodríguez Sahagún "se condujo como un pionero, poniendo las bases de lo que a partir de entonces ha sido Madrid". Lo decía Ruiz-Gallardón para explicar que fue el primero en comprender que, dejada atrás la etapa inaugural de Tierno, "era hora de que el Ayuntamiento se orientara hacia la gestión cotidiana de la ciudad". Y lo hizo desde la sagacidad, la reflexión, el trabajo, el entusiasmo, la exigencia, la cultura, rasgos que trazan el retrato que hoy ha hecho Ruiz-Gallardón del alcalde del CDS, y que le hicieron ganarse el corazón de los madrileños en solo dos años.

 

En tan poco tiempo luchó contra reloj para dotar a la ciudad de las infraestructuras de que carecía. Impulsó los subterráneos para reducir la congestión del tráfico, acometió las operaciones Limpieza y Asfalto, se involucró en la lucha contra la droga y el chabolismo... "y en todo puso energía, profesionalidad y una conciencia clara de que la institución municipal existe para emprender y resolver".

Conocido como el alcalde de los tres turnos, no concebía incumplimientos en los plazos de las obras o que éstas tuvieran que dilatarse más allá de lo imprescindible. "Le obsesionaban los resultados, -prosiguió el Ruiz-Gallardón-, que Madrid funcionase, porque no estaba pendiente de lo que era con él, sino de lo que algún día podía llegar a ser. Por eso alguien que le trató de cerca pudo decir que ‘no pedía elogios, sino críticas o iniciativas'".

 

En su haber, además, está su capacidad para adelantarse al futuro y entender que "tenía que conciliar urbanismo, medio ambiente, movilidad y desarrollo económico". Y ese principio ha quedado en mucha parte de su legado como el impulso dado al parque Juan Carlos I, al que dotó de una ambición que el proyecto inicial no tenía; la concepción del Campo de las Naciones como un polo de crecimiento equilibrado, o la puesta en marcha de la revisión del Plan de Ordenación Urbana. Son obras que, en palabras de Ruiz-Gallardón, "confirman esa lucidez de un alcalde que fue consecuente con su visión de Madrid como ciudad que no podía vivir constreñida si quería protagonizar el futuro".

Pero todos esos logros, reconoció el actual regidor, hubieran quedado en poco de no haber sido "por la inteligente continuidad y la ejecutoria posterior que acertó a darles Álvarez del Manzano, copartícipe de una política y una visión de Madrid que él supo ampliar y desarrollar, y que nos ha permitido a quienes hemos llegado después, seguir trabajando en esa línea de la modernización de Madrid"./

 


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