Un nuevo informe de Greenpeace ha investigado la actividad de la desconocida industria pesquera del kril en la Antártida durante los últimos cinco años y revela los riesgos ambientales de este sector de rápido crecimiento en una de las regiones más prístinas del planeta.
Esta industria pesquera tiene como objetivo el kril, un diminuto crustáceo parecido al camarón, base de la alimentación de todos los animales que habitan en la Antártida, desde las ballenas azules hasta los pingüinos Adelaida. En los últimos años se ha convertido en reclamo para la venta de productos como el aceite de kril o las pastillas de Omega-3, harina de pescado para granjas de acuicultura o incluso comida para mascotas. El nuevo informe de Greenpeace Licencia para el kril: el mundo poco conocido de la pesca en la Antártida muestra la otra cara de una de las pesquerías mejor gestionadas del mundo.
El informe revela:
La pesca intensiva que se lleva a cabo en las inmediaciones de la zona de alimentación de la fauna antártica, como ballenas y pingüinos, genera una competencia directa por el alimento. Datos de seguimiento satelital que sugieren que los buques de pesca han fondeado cerca de áreas especialmente protegidas, a pesar del impacto potencial a la vida silvestre y el fondo marino. Actividades que indican prácticas pesqueras muy arriesgadas, como la transferencia de capturas a grandes buques contenedores refrigerados con largas listas de infracciones previas (registros deficientes de seguridad y estándares bajos en la gestión de la contaminación, tanto de sentinas como del gasóleo). Este tipo de transbordo de capturas a menudo se ha relacionado con abusos en los derechos laborales y ambientales ya que facilitan la falta de transparencia. El potencial efecto devastador que provocaría un accidente marítimo (vertido de petróleo, incendios o barcos encallados…) en estas aguas prístinas de la Antártida.
“La industria pesquera de kril en la Antártida se presenta como una industria limpia y transparente, pero la realidad es que es una turbia red de barcos que pescan la base de la cadena alimenticia cerca de las zonas de alimentación de ballenas, pingüinos y otros animales. Esto provoca una guerra por la comida entre la fauna de la región, en un área que ya está implicada en otra lucha: el cambio climático está impactando en la biomasa de kril y la vida salvaje antártica y esta fauna no deberían tener que competir directamente por la comida con arrastreros solo para que estas compañías puedan vender pastillas para la salud en el otro lado del mundo”, ha declarado Pilar Marcos, responsable de Biodiversidad de Greenpeace España.
Greenpeace hace un llamamiento a la industria de la pesca de kril para que suspenda inmediatamente todas las actividades pesqueras en áreas que se están considerando para su protección por parte de la Comisión del Océano Antártico y para que todas las empresas que compran productos derivados del kril cesen sus vínculos con los barcos que pescan en estas áreas.
“Si la industria del kril quiere demostrar su responsabilidad, debería salir voluntariamente de cualquier área que se proponga como un santuario oceánico y respaldar la protección de estas aguas de la Antártida”, concluye Marcos.
Este informe es parte de una investigación de tres meses de Greenpeace en la Antártida. La expedición ha llevado a cabo muestreos pioneros para mostrar la necesidad urgente de crear un Santuario en el océano Antártico, que abarcaría 1,8 millones de kilómetros cuadrados en el mar de Weddell. La propuesta, que ha surgido de la Unión Europea y ha sido apoyada por el Gobierno alemán, será discutida por la Comisión del Océano Antártico en su próxima reunión, en octubre de 2018. Greenpeace apoya esta propuesta como parte de una campaña global para crear una red de santuarios oceánicos que abarque al menos el 30% de los océanos del mundo para 2030.