CGP/DICYT Se estima que la alergia a alimentos afecta aproximadamente al 6 por ciento de la población infantil (de 0 a 14 años). En Castilla y León, son más de 18.000 los niños podrían sufrir una reacción alérgica de este tipo. Tal y como señala la Asociación Española de Alérgicos a Alimentos y Látex (AEPNAA), dos de cada diez reacciones que padecen los niños alérgicos a determinados alimentos se produce en el colegio. “El hecho de que exista un porcentaje tan alto de reacciones alérgicas a alimentos en el colegio se debe a que es el lugar donde los niños pasan más tiempo y donde es más difícil poder controlar los alérgenos. Por este motivo, debe informarse a los centros sobre qué es, por qué se produce, cómo se detecta, cómo se evita y algo fundamental, cómo se actúa”, afirma Carmen Panadero, técnica de la Asociación.
Sin embargo, ni el profesorado ni el personal de los centros educativos tiene formación sobre cómo actuar correctamente en estos casos, que pueden llegar a ser potencialmente graves. “La gravedad de algunas de estas reacciones alérgicas puede afectar a todo el organismo, causando un proceso conocido como anafilaxia, que puede llegar a resultar mortal si el afectado no recibe tratamiento inmediato”, explica la doctora Arantza Vega, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Por este motivo AEPNAA y SEAIC, con la colaboración de ALK Abelló, demandan, a través del lema Al cole más seguros, mayor formación e información en los centros educativos ante los casos graves de alergia. “Es necesaria la colaboración entre médicos, enfermeras comunitarias y escolares, personal escolar, padres y el niño para asegurar que todo el personal sabe prevenir, reconocer e iniciar el tratamiento de las reacciones alérgicas y que los menores alérgicos están protegidos”, recalca Panadero.
Reacciones generalizadas
Una de las causas más frecuente de anafilaxia (reacciones alérgicas generalizadas) es la alergia a alimentos. En las edades más tempranas los alimentos con mayor potencial alergénico son el huevo y la leche, pero a medida que los niños crecen pueden desarrollar nuevas sensibilidades: a la fruta, a los frutos secos o al pescado, por ejemplo.
El informe Alergológica 2005, realizado en toda España con participación de 4.991 pacientes, constata que la alergia a alimentos como motivo de consulta se ha duplicado, pues de constituir antes el 3’6 por ciento del total de casos atendidos se ha pasado al 7’4 por ciento. Además de aumentar la prevalencia, los episodios son a su vez más graves, constatando un auge en las hospitalizaciones y en las reacciones alérgicas generalizadas.
La anafilaxia es la reacción alérgica más grave que puede ocurrir, con riesgo incluso de llegar a comprometer la vida del paciente. Tal y como explica la doctora Vega “es de vital importancia reconocer inmediatamente un episodio de anafilaxia, cuando se producen los primeros síntomas de reacción alérgica, e iniciar el tratamiento adecuado a la mayor brevedad posible. Posteriormente, es esencial realizar un diagnóstico etiológico [de la causa que desencadena la reacción], un tratamiento adecuado de la misma y educar al paciente y a sus familiares ante posibles nuevos episodios”.
Solución para situaciones de emergencia
Según la información de la Asociación recogida por DiCYT, uno de los aspectos destacados es el entrenamiento en el uso de la medicación de emergencia. En esta situación el tratamiento indicado es la administración de adrenalina. Muchos alérgicos, conocedores de su riesgo, portan siempre dispositivos para la autoadministración de esta sustancia. Las nuevas plumas precargadas, más fáciles de usar gracias a su intuitivo diseño, facilitan esta tarea con máxima eficacia terapéutica y seguridad.
“La ventaja de los autoinyectores es fundamentalmente la sencillez de uso, cuestión prioritaria cuando se tiene que actuar con rapidez. Hay que tener en cuenta que en caso de que la reacción alérgica derive en anafilaxia, lo único que la revierte es la adrenalina”, comenta Panadero. “Es muy difícil que alguien que no es profesional sanitario tenga la sangre fría de coger una jeringa, cargarla con la adrenalina calculando la cantidad necesaria y la administre, y menos aun cuando es el propio afectado el que se tiene que automedicar”. Estos nuevos dispositivos que hoy se presentan son aún más fáciles de usar por ser más intuitivos (simplemente se apoyan en la cara externa del muslo y se presiona). Además son más resistentes, caducan más tarde y se conservan de forma más sencilla.
El éxito del tratamiento de una reacción anafiláctica depende del reconocimiento temprano del cuadro clínico y el tratamiento precoz y agresivo. En este sentido, la doctora Vega aclara que “la adrenalina por vía intramuscular es la pauta más eficaz para el tratamiento de la anafilaxia ya que es capaz de prevenir el broncoespasmo y el colapso cardiovascular. Está demostrado que los casos de muerte por reacciones alérgicas a alimentos se asocian, entre otros factores, a un retraso en la administración de adrenalina a los pacientes. Por ello los pacientes diagnosticados, con riesgo de reacciones de anafilaxia, deben llevar consigo autoinyectables de adrenalina, con el fin de utilizarlos en caso de reacción”.