Estos virus debilitan al hongo, que causa cuantiosas pérdidas económicas en España
CGP/DICYT.- Investigadores del Grupo de Patología Forestal del Campus de Palencia (pertenecientes al Instituto iuFOR de la Universidad de Valladolid y el INIA), en colaboración con el Instituto de Recursos Naturales de Finlandia, han puesto a punto el uso de secuenciación masiva de ARN para identificar virus asociados a un peligroso patógeno forestal, ‘Fusarium circinatum’, el hongo causante del chancro resinoso del pino. Esta especie provoca una gran mortalidad en las plántulas de pino en vivero y causa graves daños al arbolado adulto en pinares y repoblaciones en España y en todo el mundo.
Las nuevas técnicas de secuenciación de genomas son capaces de obtener millones de secuencias de ADN (o ARN) en un solo procesado de la muestra. “Esta clase de análisis provee de millones de datos, pero identificar un virus entre miles de secuencias requiere de un minucioso análisis bioinformático”, explica Jordán Muñoz Adalia, investigador predoctoral de la UVa.
Los virus que infectan hongos forestales pueden ser de utilidad para detener estas patologías del arbolado, puesto que algunos de ellos debilitan al hongo, haciendo que la planta supere la enfermedad. “Con estos métodos, es posible detectar virus incluso cuando se encuentran en muy baja proporción en las muestras silvestres” añade Julio Javier Diez Casero, director de la investigación. El trabajo está también supervisado por la investigadora del Campus de la Yutera Mercedes Fernández.
Los resultados del estudio, que han sido recientemente publicados en la revista internacional ‘Archives of Virology’ serán de gran utilidad en el estudio de esta grave enfermedad forestal que provoca cuantiosas pérdidas económicas en España.
Una enfermedad muy presente en el norte de España
‘Fusarium circinatum’ está causando la muerte de muchos pinos insigne (‘Pinus radiata’) en el norte de España. Identificado por primera vez en los años 40 en Estados Unidos y México, en los últimos tiempos se ha extendido por gran parte de los países que cultivan esta especie de pino, una de las coníferas que más se emplea en plantaciones de todo el mundo. En Europa se detectó en 2004, concretamente en la Cornisa Cantábrica, donde más pinos insigne existen y donde la severidad de la enfermedad está siendo más grave.
La enfermedad no solo afecta a plantaciones de pino insigne, también al pino marítimo. Su principal síntoma es la presencia de chancros con abundante resina tanto en el tronco como en las ramas que pueden provocar la muerte del árbol, por rotura del tronco o por desecación de la copa. ‘Fusarium circinatum’ entra al árbol a través de heridas de origen biótico (relacionadas con la propia naturaleza), como las horadadas por los barrenillos, o de origen abiótico (ajenas a la naturaleza), como las heridas de poda, y va avanzando por los tejidos del árbol liberando enzimas fitotóxicas y micotoxinas que necrosan los tejidos.
El Instituto de Investigación en Gestión Forestal Sostenible de la UVa, al que pertenecen los miembros del trabajo, está llevando a cabo una intensa actividad en el estudio de esta patología forestal y de otras diversas, una línea en la que se han defendido ya una quincena de tesis doctorales. Los miembros de esta Unidad coordinan diversos proyectos nacionales e internacionales, como el Proyecto PINESTRENGTH (financiado por la Unión Europea), en el que participan 36 países de todo el mundo.
Desde su puesta en marcha, el grupo ha organizado diversas reuniones internacionales, como el Congreso IUFRO (International Union of Forest Research Organizations) celebrado en el año 2011, sobre enfermedades forestales, que contó con la participación de investigadores de 17 países. También reuniones de carácter nacional, como el congreso de la Sociedad Española de Fitopatología (SEF) que se desarrolló en el año 2016 en el Teatro Principal y en el Palacio de la Diputación de Palencia.
Foto: Pino insigne afectado por ‘Fusarium circinatum’, con ramas muertas y chancros (heridas) con resinación (FOTO: Pablo Martínez).