Los museos mineros del Principado se unen en la marca Minas de Asturias para dar a conocer sus “pirámides bajo tierra” en FITUR
Lanzan una campaña en la que apelan a la épica histórica de la Revolución Industrial y la fiebre del carbón para comparar sus minas, un laberinto de 5.000 km de túneles ejecutado por 400.000 trabajadores en 260 años, con grandes monumentos del mundo
La iniciativa une al Museo de la Minería y la Industria, al Ecomuseo Minero del Valle de Samuño y al Pozo Sotón, con más de cien mil visitas al año, en una oferta de turismo industrial minero única en el mundo que suma conocimiento, experiencia y emociones
Los museos mineros de Asturias -el Museo de la Minería y la Industria, el Ecomuseo Minero del Valle de Samuño y el Pozo Sotón- apelaron hoy, durante la presentación de la marca conjunta “Minas de Asturias”, en Fitur, a la épica histórica del relato de la Revolución Industrial y la fiebre del carbón para invitar al público a descubrir la vertiente turística de la minería asturiana, un recurso que, para dar idea de su trascendencia y dimensiones, se comparó durante la presentación con algunos de los grandes monumentos del mundo, como “las pirámides de Guiza, la Torre Eiffel, la Muralla China, el Empire State o el Taj Mahal”. “Descubre nuestras pirámides” o “en Asturias las pirámides están bajo tierra” fueron algunos de los lemas que se trasladaron durante una presentación en la que participaron los alcaldes de Langreo, Jesús Sánchez, y San Martín del Rey Aurelio, Enrique Fernández; la presidenta de SEPI, Pilar Platero, y la de Hunosa, María Teresa Mallada, en representación de las entidades que respaldan el lanzamiento de la marca.
Para justificar la comparativa, que se usó para llamar la atención sobre las dimensiones reales del recurso turístico minero, se enunciaron algunos de los rasgos históricos y técnicos que definen a la minería asturiana señalando, por ejemplo, que bajo el suelo de las comarcas mineras del centro de Asturias se extiende una red de túneles de más de cinco mil kilómetros de longitud. Túneles que, ahora se pueden visitar, y que, en ocasiones, transcurren a más de dos mil metros de la superficie. “Uno de los mayores laberintos que pueden visitarse en el mundo”, se subrayó. Otros hitos puestos de relieve fueron la participación de cuatrocientos mil trabajadores en la construcción de esta red de galerías y minas, que los trabajos se extendieron durante más de 260 años y, también, que involucraron a decenas de miles de empresas, algunas con capitales de familias tan poderosas como los Rothschild o los Grimaldi. En el acto también hubo un recuerdo para los casi cinco mil mineros que fallecieron durante la ejecución de los trabajos, “los que pagaron un precio más alto para escribir esta epopeya histórica”. De esta misma forma, se recordó que la minería del carbón en Asturias, como la inglesa, la belga, la francesa y la alemana, atesora valores históricos, socioculturales, técnicos y antropológicos que merece la pena conocer y a los que el turista puede acercarse a través de los centros que integran Minas de Asturias.
Igualmente, el responsable de Comunicación y Desarrollo Cultural del Patrimonio de Hunosa, José Enrique Mencía, que actuó de portavoz en representación de los tres centros, señaló que el conocimiento de estos entresijos resulta fundamental para entender el mundo actual: en lo industrial, lo económico, lo tecnológico, lo científico, pero también en lo social, lo político, lo demográfico o lo urbanístico. “Desde el carbón se explica la economía de consumo, los cambios ideológicos, el capitalismo, el comunismo, el ecologismo, las Guerras Mundiales, el nacimiento de la Unión Europea, el desarrollo de la ciencia y la cultura… Todo.
El carbón es la base de la Revolución Industrial, el eje sobre el que la Humanidad dio su último gran giro”, subrayó. Los tres centros implicados en la marca “Minas de Asturias”, que acudieron a la cita con el respaldo de la empresa pública Hunosa –compañía del Grupo SEPI-, de los ayuntamientos de Langreo y San Martín del Rey Aurelio, y con el visto bueno del Principado, destacaron que su intención es “acercar al gran público un recurso turístico sociocultural que explica un episodio clave de nuestra historia, y todo a través una experiencia global llena de emoción que, sin exagerar, ofrece un contenido único en el mundo”. “Para las familias: visitar los pozos, algunos reconvertidos en museos o viajar en trenes mineros.
Para los más atrevidos: bajar a casi seiscientos metros, acompañado de mineros, y, pico en mano, arrancar una piedra de carbón o barrenar una galería…
Y para los más curiosos: visitar algunas muestras científicas, como la de explosivos del MUMI, que figura entre las mejores del mundo”, detallaron para añadir: “Nuestros cientos de minas y castilletes, los miles de kilómetros de galerías conforman, junto a todo el territorio minero asturiano, uno de los ecosistemas del mundo más completos que se pueden conocer sobre la Revolución Industrial”.
Junto al logo, el Museo de la Minería y la Industria, el Ecomuseo Minero del Valle de Samuño y el Pozo Sotón, que suman más de dos millones de visitas totales –con más de cien mil al año-, presentaron una publicación promocional, una web www.minasdeasturias.com y un vídeo. Entre las razones que esgrimieron para aunar esfuerzos y coordinar ofertas destacaron la necesidad de convertir un problema en una oportunidad dado que la minería de carbón en España suma décadas de reconversión y los territorios buscan alternativas económicas al monocultivo minero; el aprovechamiento de recursos ya existentes y el desarrollo que está viviendo el turismo industrial en el mundo. Además, destacaron que la oferta de turismo industrial minero va mucho más allá de la puerta de los museos.
“No somos centros herméticos sino espacios abiertos y fusionados con el territorio, que constituye un museo vivo compuesto por puentes, castilletes, bocaminas, barriadas mineras, escuelas del paternalismo empresarial u oficinas que fueron barracones en campos de trabajo. Por ello, no sería descabellado pensar que, a poco que nos esforcemos, nuestras comarcas mineras pudieran ser Patrimonio Industrial de la Humanidad”, señalaron antes de dar unas pinceladas sobre cada uno de los centros que se integra en la marca.
Inicialmente, en la acción promocional de Minas de Asturias se integran el Pozo Sotón, el Museo de la Minería y el Ecomuseo de Samuño. El Pozo Sotón es una explotación hullera de la empresa pública HUNOSA que a mediados de 2015 se convirtió en la primera mina del mundo que ofrece al visitante la posibilidad de ser minero por un día “trabajando” a seiscientos metros de profundidad. La mina, declarada Bien de Interés Cultural, está considerada un punto de referencia en la prestigiosa Ruta Europea de Patrimonio Industrial (European Route of Industrial Heritage) y ha sido catalogada por el Comité Internacional para la Conservación y Defensa del Patrimonio Industrial (TICCIH) entre los cien elementos más representativos del patrimonio industrial español.
Por razones de seguridad, la entrada es restringida a sólo 30 personas al día, visitantes que, equipados con su autorrescatador y su lámpara de mina, pican carbón, barrenan galerías o viajan en trenes de trabajadores que circulan a un kilómetro de la superficie. El Museo de la Minería y la Industria de Asturias, calificado como museo industrial, científico y técnico por el Ministerio de Cultura e integrado en la Red Europea de Museos Mineros, es el veterano del grupo. El MUMI, como se le conoce familiarmente, abrió sus puertas allá por 1994. Desde entonces han pasado por sus instalaciones cerca de dos millones de personas. Sus salas encierran fondos de referencia nacional e internacional en materia de explosivos, fósiles o locomotoras de vapor Su máximo atractivo lo constituye la mina imagen, un recurso pedagógico y lúdico enfocado a la familia, en particular a los niños.
El MUMI ha completado recientemente esta oferta con un tren subterráneo que conduce a los visitantes hasta el Pozo San Vicente, primera mina que funcionó en España como cooperativa de trabajadores. Allí, está desarrollando un Museo del Movimiento Obrero. En el museo langreano del Ecomuseo Minero del Valle de Samuño el protagonista es el transporte, el tren de los mineros, y el emblemático pozo San Luis, declarado Bien de Interés Cultural. La recuperación de las trincheras de los ferrocarriles que comunicaban las explotaciones de montaña del Valle del Samuño permite a los visitantes del Ecomuseo recorrer en un tren minero los antiguos caminos del carbón hasta el Pozo San Luis, circulando entre escombreras enmascaradas por la vegetación junto a restos de bocaminas que evocan a cargaderos, lavaderos y tolvas.
El tren minero asciende entre el bosque por la ribera del río hasta llegar al Pozo Samuño, allí se adentra en la oscuridad del Socavón Emilia, una mina del siglo XIX que se recorre bajo tierra durante algo más de un kilómetro hasta el desembarque, a 32 metros de profundidad. Allí los guías mineros reciben a los pasajeros, que ascienden al exterior para continuar la visita al Pozo San Luis, en el que destaca su imponente Casa de Máquinas de estilo modernista, el castillete y el resto de edificios que se distribuyen en torno a la plaza.