Puerto de la Cruz (Tenerife), 16 ene (EFE).- (Imágenes Saro Prieto) La acumulación de contaminantes en el mar genera un cóctel de tóxicos -como el DDT, los PCBs y los compuestos orgánicos persistentes- que afectan al sistema inmunológico de las orcas en mayor grado que si el animal se expusiese a uno solo de estos componentes en la misma concentración.
Esta es la conclusión de uno de los proyectos científicos que ha emprendido en 2017 Loro Parque Fundación, cuyo director de Medioambiente, Javier Almunia, explica a EFE que se ha intentado determinar cómo los contaminantes tóxicos presentes en el mar afectan específicamente al sistema de defensa del organismo de las orcas.
La novedad de este estudio es que no se ha medido simplemente el efecto de una única sustancia tóxica, sino de la combinación de varias, las más frecuentes que se han encontrado en el cuerpo de animales varados en la Antártida y en la cuota de captura de orcas permitida para poblaciones indígenas Inuit de Groenlandia, y que han analizado investigadores de la Universidad de Aarhus en Dinamarca.
El estudio de Loro Parque Fundación se ha realizado en laboratorio tras extraer una muestra de sangre -alrededor de medio litro por animal- de las orcas que alberga el recinto Orca Ocean.
Tras extraer la muestra se purifican las células sanguíneas que se encargan de la parte inmunitaria y se les hace un test "in vitro", a las que se somete a esta serie de tóxicos.
Javier Almunia explica que ya hay información de cómo afecta uno solo de estos componentes, por ejemplo el DDT, al sistema inmunitario de las orcas, pero hasta ahora no hay muchos estudios que esclarezcan qué ocurre cuando se suman varios.
Y el efecto es sumativo, es decir, unos pocos componentes pueden causar un efecto patogénico mayor que cuando se recibe una concentración similar de los tóxicos por separado.
Estas sustancias afectan a la capacidad de respuesta inmunitaria de las orcas antes de lo esperado y, posiblemente, los contaminantes estén afectando además al sistema reproductor de los animales porque algunos de estos compuestos son parecidos estructuralmente a las hormonas.
De hecho, explica Javier Almunia, hay un grupo de orcas en Escocia que no se reproduce hace años y se sospecha que ello se debe a la contaminación, pues recientemente varó una hembra y tras realizarse un análisis toxicológico, se detectó una concentración enorme de sustancias orgánicas persistentes.
El mayor efecto que puede producir esta combinación tóxica es el de acortar la vida de los animales, sometidos continuamente a patógenos contra los que debe reaccionar su sistema inmunitario, como ya se ha visto en delfines.
Evidentemente, puntualiza el director de Loro Parque Fundación, es difícil encontrar la prueba de que a un animal lo mató la contaminación, puesto que lógicamente morirá de una patología, una infección, un tumor o una infestación de parásitos.
"¿Pero cuánto más fácil lo tuvo ese patógeno para impactar en la salud del animal si éste tenía el sistema inmunitario deprimido?", se pregunta Javier Almunia, quien señala que hacen falta estudios muy amplios y por ello Loro Parque Fundación trabaja con la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para identificar la concentración de tóxicos en animales varados en Canarias.
Hasta ahora la toxicología ha tenido un enfoque de sustancia a sustancia y el estudio de Loro Parque Fundación ayuda a tener una perspectiva diferente, y así determinar si la acumulación de compuestos en el organismo genera algún tipo de interacción que incrementa los efectos sobre el sistema inmunológico del animal.
Respecto a la regulación de este tipo de sustancias tóxicas, Javier Almunia considera que los resultados del estudio, que se han publicado en la revista "Medioambiental sciences and technology", están ahora a disposición de la comunidad siguiente y el siguiente paso, que es llegar al ámbito político de tomar decisiones, "aunque no todo lo rápido que se querría, al final llega".