Las señoras de la Cofradía Doña Gontrodo , a fin de cumplimentar el programa de visitas a distintos restaurantes, escogieron para el encuentro del mes de Abril, un restaurante a las afueras de la ciudad, concretamente el Restaurante El Alto en el concejo de Ribera de Arriba, a muy pocos kilómetros de Oviedo.
Tenían suficientes referencias de este restaurante familiar o casa de comidas tradicionales, desde hace ya bastantes años, cuando lo regentaba la señora Carmen, fallecida hace poco tiempo y madre de los actuales propietarios.
Carmen era una señora locuaz que le gustaba charlar con los parroquianos al mismo tiempo de ofrecerles sus apetecibles guisos. De esta forma fue cosechando clientes adictos y cogiendo merecida fama. En Oviedo siempre sonó el Bar El Alto como lugar donde se comía muy bien.
La Cofradía Doña Gontrodo, como notario de la buena cocina tradicional, se dirigió camino de Soto Ribera, para comprobar lo que se guisa en esta casa.
El día fijado, resultó de todo punto primaveral y por ello decidieron comer en la terraza, desistiendo del comedor que les tenía reservado Manolo, con magníficas vistas a la sierra del Aramo. Merecía la pena el cambio, puesto que aunque estuviera muy bien el comedor, con el estupendo día, apetecía comer al aire libre.
Aceptaron gustosas el consejo y después comprobarían que fue todo un acierto el comer al aire libre.
Como decía, los hijos de Carmen los que llevan el negocio y lo cierto es, que continúan al pie de la letra con las directrices marcadas por la madre.
En el sitio tan acogedor al que aludimos, fueron apareciendo el menú que degustaríamos a continuación.
Una menestra fantástica, como mandan los cánones, donde los productos de la huerta los paladeabas frescos y turgentes, por ser naturales armonizaban con las ricas carnes, con un resultado homogéneo y agradable al paladar.
El cachopo, una de las especialidades, se presentó en las dos modalidades de carne o pescado, para que cada una escogiera el de su gusto. En ambas versiones fueron espléndidos en cuanto a calidad y cantidad.
Los vinos tito y blanco de la casa fueron de buen beber para la frugal comida.
Como postre se sirvieron productos elaborados por la casa como lo fue la tarta de chocolate, la de mus de turrón o los suculentos frisuelos rellenos de fruta, flan y helado.
Un menú que no podía fallar y que mereció la aprobación de las comensales que a la sobremesa siguieron disfrutando del día, entre sorbos de café o té y “arreglando el mundo”, que falta que hace.
Manolo con su esposa, recibieron de la cofradía el consabido cuadro, en cuyo pergamino lleva escrito, el recuerdo de la visita de la Cofradía Doña Gontrodo al restaurante.
Asistieron a la comida las siguientes;
Elpidia, Mary Carmen, Mariló, Nieves, Margarita, María Luisa, Estela, Elena, María Luisa Bengoa y María Victoria MALULLACO