En los últimos tiempos, asistimos -con perplejidad e indignación- a la situación con respecto a uno de nuestros símbolos de identidad, nuestro lobo.
EQUO Asturies se posicionó inequívocamente el pasado año al respecto de un elemento clave de nuestra vida silvestre: el lobo debe ser protegido realmente, en toda España, y eso significa que no puede estar su protección en función de otras políticas, dado que es de crucial interés general el que ocupe y atienda a su status natural, papel en el cual su función ecológica nos beneficia.
Pero en la práctica, lo que sucede es que el nuevo consejero, el viejo gobierno del PSOE en Asturias, mientras afirma que no busca la erradicación de la especie, como suscriben casi todos los que matan ejemplares, practica una política irreal, sin más justificación que atender a peticiones o alborotos, poniendo en jaque a una población que no aumenta.
EQUO Asturies está en contra de la política sobre nuestra vida silvestre, precisamente porque va en contra de todos nuestros necesarios equilibrios. Es decir:
- No se pueden realizar controles o matanzas de ejemplares sin justificación.
- No se pueden realizar controles o matanzas que van a generar más daños.
- No se pueden realizar controles o matanzas sin cobertura legal.
Recordamos que nuestro gobierno no actúa racionalmente, sólo gestiona apoyos o capea tempestades, falseando u ocultando información.
De todo lo contemplado en los dos Planes de Gestión del Lobo que vieron la luz en Asturias (2002 y 2015) lo único que realmente le preocupa al gobierno es poder matar lobos, lobas y lobeznos, incluso en espacios protegidos, para conseguir votos, cuando aprietan los escaños o las mayorías.
Pero después de tantos años, ya es evidente que la sangre derramada no disminuye daños, y los que se quejan cada vez gritan más alto, alimentando un círculo vicioso. Mientras tanto, nada eficaz se avanza en todas las directrices, en todos los objetivos marcados en ambos planes. Ni educación, ni conocimiento, ni medidas de protección del ganado, nada de nada.
Y el colmo es que se contemple la presencia de cazadores por libre cuando la especie ni es ni será nunca cinegética porque está protegida, y por supuesto, debe estarlo realmente.
Tal parece que en Asturies generamos un espectáculo denigrante, sin advertir que los cadáveres de lobos exhibidos atentan contra nuestra imagen y nuestro futuro.
Y por supuesto, empeoran nuestra salud ambiental.
EQUO Asturies aboga porque ni un solo ejemplar sea sacrificado. Ganará toda Asturias