Parlamento Vasco para explicar la intervención de la Ertzaintza en el edificio ''Kukutza''.
Señora Presidenta, señorías:
Comparecemos ante este Parlamento para explicar y defender la actuación profesional y proporcionada de la Ertzaintza en el desalojo del edificio ocupado por el colectivo Kukutza en el barrio bilbaíno de Rekalde, también para explicar el operativo que hubo que montar para proteger el derribo del mismo. Y quiero empezar recordando que ambas actuaciones se llevaron a cabo cumpliendo una orden del el Juzgado de Instrucción número 6 de Bilbao.
También aprovecharemos esta comparecencia para explicar y defender la actuación profesional y proporcionada que la Ertzaintza tuvo que llevar a cabo los días 21, 22 y 23 de septiembre para hacer frenta a los graves disturbios, a la guerrilla urbana que una amalgama de nostálgicos de la kale borroka, antisistemas y algún que otro delincuente con antecedentes provocaron en las calles del barrio de Rekalde y de otras partes de Bilbao.
Quiero mostrar mi rechazo, mi repulsa y mi condena al comportamiento de los delincuentes, pirómanos y salvajes que con la excusa de defender Kukutza bloquearon durante horas el barrio de Rekalde, secuestrando a sus vecinos, y provocaron graves incidentes que todos deberíamos repudiar y condenar.
Recordaré que este inmueble es un antiguo pabellón industrial ocupado por el colectivo Kukutza. El Ayuntamiento de Bilbao recalificó este pabellón industrial en su momento como de uso residencial y a partir de esta recalificación los propietarios del edificio decidieron solicitar licencia de derribo al Ayuntamiento para construir viviendas.
Como los ocupantes del edificio se negaron a abandonarlo, los propietarios recurrieron a la Justicia. El juez resolvió que la ocupación era ilegal. Y el día 14 de septiembre, el juzgado de instrucción número 6 remitió un oficio a la Ertzaintza para ordenar el desalojo del inmueble y la adopción de las medidas de "auxilio y protección" necesarias durante los trabajos de derribo del edificio.
Tras recibir esta orden del juez, los responsables policiales de la Ertzaintza prepararon un dispositivo con un número importante de agentes. Queremos decirles que este importante número de recursos respondía, precisamente, al objetivo de llevar a cabo el operativo en el menor tiempo posible, y para garantizar la máxima seguridad de las personas desalojadas y de los agentes que han participado en el dispositivo.
Y, antes de abordar otras cuestiones, quiero felicitar a los agentes, que desarrollaron su trabajo en circunstancias muy difíciles y en momentos muy delicados, y que, una vez más, han demostrado su profesionalidad y buen hacer cumpliendo con su deber.
Dicho esto, aquellos que han afirmado que el operativo fue exagerado y desproporcionado, me gustaría que me contestaran con cuántos agentes creen que se podía haber llevado a cabo.
Ya sé que algunos responderán, como han hecho en los medios de comunicación, que esta cuestión había que resolverla a través del diálogo. Pero, ¿cómo se podía dialogar con quienes ya habían anunciado previamente que se resistirían al desalojo y que tenían mecanismos de aviso (sirenas y cohetes) para anunciar la llegada de la Ertzaintza, para prepararse y buscar apoyo para evitar que se cumpliera la decisión del juez? ¿Cómo se podía dialogar con aquellos que habían bloqueado las entradas y soldado las puertas interiores para evitar el desalojo?
Ya sé que en un mundo ideal algunos mandarían a la Ertzaintza para tocar a la puerta y decir: "por favor, si no les importa, desalojen este edificio, porque tenemos un mandato judicial que así lo ordena. Si lo hacen les estaremos muy agradecidos". Y, como no les iban a hacer caso, la Ertzaintza se iría sin cumplir las decisiones judiciales.
Pero el mundo real, señorías, es diferente. Ese edificio estaba ocupado por personas que reiteradamente dijeron que se resistirían al desalojo. Sabiendo todo esto, la Ertzainza, como es su obligación, preparó un operativo con los medios necesarios para hacer el desalojo en el menor tiempo posible.
A pesar del gran número de agentes y medios desplegados, el operativo fue largo y complicado, porque los ocupantes del edificio se encastillaron en el mismo. Y cuando digo que se encastillaron, lo digo literalmente, porque intentaron impedir el desalojo del edificio como si se tratara de un castillo, utilizando pértigas y lanzando objetos, permítanme la comparación, desde las "almenas".
Grupos de violentos se encerraron de tal forma en el interior, soldando y bloqueando puertas, que no habrían podido abandonar el edificio por sus propios medios si así lo hubieran deseado.
Los encastillados lanzaron piedras, pintura, sacos de cemento desde la azotea del edificio y desde puntos cercanos contra los agentes de la Ertzaintza. Estas actuaciones violentas por parte de okupas y personas que les apoyaban en la calle provocaron cuantiosos daños en coches particulares, vehículos oficiales, mobiliario urbano y otros enseres. Y obligaron a la Ertzaintza a realizar en calles cercanas al edificio tres cargas policiales.
Quiero aclararles que el operativo de desalojo del edificio se había planificado para que, salvo que fuera imprescindible, no se utilizaran pelotas de goma en su interior. Y así fue, salvo en una ocasión en la que los agentes no tuvieron otra opción.
Aunque algunos portavoces de Kukutza habían anunciado una resistencia pasiva, en el momento del desalojo sólo las personas que se encontraban en las plantas baja y primera del edificio mostaron una actitud pacífica. Por esta razón, no fueron detenidos.
Sin embargo, las personas que se encontraban en los pisos superiores y en la azotea del edificio mostraron un comportamiento muy violento, por lo que fueron detenidos y trasladados a comisaría.
Quiero recordar que el operativo comenzó poco antes de las 5 de la mañana y fue apoyado por la Policía Municipal de Bilbao, a la que traslado también mi agradecimiento. En cuanto detectaron la presencia de la Ertzaintza, los encerrados en el edificio hicieron sonar una sirena de incendios y lanzaron varios cohetes pirotécnicos al aire con el objetivo de avisar de la presencia de la Ertzaintza para intentar evitar que nuestra Policía cumpliera la orden judicial.
Teniendo en cuenta que el edificio estaba cerrado a cal y canto, y que desde la azotea y desde el interior les arrojaban numerosos objetos y polvo de extintores, los agentes se vieron obligados a acceder a su interior con la ayuda un vehículo blindado.
Cuando por fin consiguieron entrar se encontraron con todo tipo de obstáculos, que se hicieron más difíciles de franquear a medida que los agentes ascendían a las plantas superiores. Se encontraron con puntales cruzados en las escaleras, sacos de cemento, puertas soldadas, hormigón, alambradas; de forma que tuvieron que utilizar mazas, cortachapas y otras herramientas para abrirse paso.
El avance se retrasó porque no fue posible utilizar sopletes dado que en torno a algunas puertas había material inflamable colocado a propósito por los ocupantes del edificio, con el consiguiente riesgo no sólo para los agentes, sino para los propios ocupas.
La Ertzaintza realizó 23 detenciones dentro del edificio y siete (7) en los alrededores. Todos fueron puestos en libertad en las horas siguientes, una vez que fueron identificados y se instruyeron los atestados oportunos.
Entre los detenidos, hay personas acusadas de usurpación de bien inmueble, atentado contra agentes de la autoridad, desobediencia grave y desórdenes públicos.
En el inmueble se encontró de todo. Por supuesto, material para actividades culturales y recreativas, pero también un circuito cerrado de cámaras que permitía visualizar los pasos que iba dando la Ertzaintza además de otros materiales que no tenían nada que ver con la cultura.
Una buena parte de la operación de desalojo fue seguida in situ por una delegación de la institución del Ararteko, que se personó en el lugar. En concreto, dos personas a las que el Subjefe de la División de Seguridad Ciudadana acompañó en su visita al edificio cuando todavía no se había trasladado a las dependencias policiales a las personas que se encontraban en la parte superior.
En esta visita recibieron todas las explicaciones que requirieron sobre el operativo, las dificultades que se habían encontrado los agentes en el acceso a las plantas superiores y las personas detenidas. Las dos personas que representaban al Ararteko, tal y como consta en el atentado, dieron las gracias al mando que les había acompañado por la colaboración y la transparencia mostradas.
Quiero ahora referirme a los actos vandálicos que se registraron en la tarde del día 21, el mismo día del desalojo. La Ertzaintza tuvo que intervenir para impedir que se sobrepasara el cordón policial dispuesto para evitar una nueva ocupación y actuar para evitar las barricadas que se colocaron en distintas partes de Rekalde.
Los incidentes comenzaron en el transcurso de una manifestación que había sido convocada horas antes. La Ertzaintza se vio obligada a intervenir cuando las patrullas de la Policía Municipal que acompañaban a los manifestantes fueron atacadas y también cuando los ertzainas que vigilaban los accesos al edificio para evitar que volviera a ser ocupado son atacados con lanzamiento de piedras, botellas y otros objetos. Fruto de estos incidentes, se produjeron dos detenciones más.
El día 22, se celebró por la mañana una manifestación en Bilbao. A su conclusión, la Ertzaintza detuvo a una persona imputada que cortaba el tráfico, por atentado a un agente. Esa misma noche, ya en la madrugada del día 23, tres contenedores resultaron quemados, afectando a dos vehículos, la fachada de un edificio en el que se derritió una persiana y un rótulo comercial, y la fachada del colegio Tomás Camacho.
La mañana del 23 se celebró otra manifestación sin incidentes y, ya por la tarde, a partir de las 17.03 horas se registraron los disturbios más graves, que comenzaron en Rekalde y se extendieron a otras zonas de Bilbao como el Casco Viejo o Santutxu, prolongándose durante horas.
En estos incidentes, los alborotadores volcaron 800 contenedores tanto en Rekalde como en otras 46 calles de Bilbao. 58 de esos contenedores quedaron inservibles y otros 50 resultaron dañados. Los grupos de violentos quemaron 5 vehículos, pretendieron asaltar el Ayuntamiento y atacaron los batzokis de Rekalde y Casco Viejo.
La madrugada del domingo una persona resultó herida de gravedad cuando trataba de evitar la quema de un vehículo. Los Bomberos tuvieron que realizar 39 salidas. El Ayuntamiento de Bilbao ha valorado los daños en mobiliario urbano en 150.000 euros.
El día 23, cuando los altercados alcanzaron la mayor gravedad, los detenidos fueron 25. Las imputaciones son, en su mayoría, por alteración grave del orden público, aunque también hay otras por atentado, amenazas, daños en bienes de uso público o desobediencia.
En total, la Ertzaintza ha detenido a 64 personas entre los días 21 y 25 de septiembre. De los detenidos, 34 cuentan con algún tipo de antecedente policial, bien por su vinculación con la actividad violenta del entorno de ETA, bien por su relación con la delincuencia común. Por citarles un par de ejemplos, les diré que uno está imputado por violencia de género y otro había sido detenido anteiormente por robar en una frutería,
Y quiero decirles que lo ocurrido en Rekalde y en otras partes de Bilbao no fue espontáneo. Fueron actos vandálicos, una guerrilla urbana planificada (porque se daban órdenes por teléfono, y había mochilas con elementos pirotécnicos, piedras y pastillas incendiarias).
Y estos gravísimos actos fueron provocados por una amalgama de nostálgicos de la kale borroka que viven fuera de época, antisistemas y violentos con antecedentes por delitos comunes procedentes de Bilbao y de Bizkaia pero también de otras partes de Euskadi, de España y Europa. En concreto, seis de los detenidos procedían de Gipuzkoa, tres de Araba, dos de Cataluña y dos de Alemania. Sólo 13 de los 64 detenidos tenían algún tipo de vinculación con el barrio de Rekalde.
Si no hubiera sido por la actuación proporcionada, eficiente y eficaz de la Ertzaintza, la actuación de estos vándalos podía haber tenido consecuencias incalculables. Incluso se intentó en algunos casos impedir la actuación de los bomberos lanzándoles piedras, por lo que, si la Ertzaintza no hubiera actuado, los daños podrían haber sido mucho más graves.
Quiero decirles que no es de recibo que con la excusa de defender Kukutza se cometan actos vandálicos tan deleznables como los que se provocaron en Rekalde y en otras calles de Bilbao. La peor forma de defender Kukutza es hacerlo a través de la violencia, de la algarada callejera. Y no se puede con legitimidad prestar apoyo o defender el proyecto Kukutza sin levantar la voz y condenar con toda contundencia todos los actos vandálicos que se han producido con la excusa de su defensa.
Quiero denunciar la actitud despreciable de algunos dirigentes políticos que en vez de condenar los actos vandálicos, los graves incidentes y disturbios que se produjeron en Rekalde y gran parte de Bilbao. Lo que hicieron fue denunciar, a través de la manipulación y la mentira más burda y lamentable, la actuación de la Ertzaintza añadiendo más tensión y dando alas a los provocadores.
Y quiero también, una vez más, decir con toda claridad, que la actuación de la Ertzaintza no provoca ni alimenta ni propaga incidentes. La Ertzaintza cumple con su deber y su obligación de velar por la seguridad y la libertad de todos, y lo hace actuando contra aquellos que quieren sembrar el caos y la desolación en las calles de nuestros pueblos y ciudades.
Aquellos que de una forma demagógica y populista defienden que la Ertzaintza podía actuar de otra manera yo les ruego que me digan cómo. ¿Qué querían que hiciera, desobedecer el mandato judicial, saludar amablemente a los que cruzaban y quemaban contenedores?
Pues no, señorías, la Ertzaintza va a seguir cumpliendo con su responsabilidad y obligación, porque como todas las policías de los países democráticos del mundo tiene la legitimidad y la cobertura legal para usar la fuerza cuando es necesario. Y si ustedes analizan la situación con seriedad y rigor, coincidirán conmigo que en los graves disturbios que se produjeron estos días era absolutamente necesario hacerlo.
Por eso quiero pedir a todas las personas que defendían y defienden de buena fe el proyecto Kukutza que, aunque sea con retraso, se pronuncien (porque muchos no lo han hecho), de una forma clara, contundente y rotunda en contra de los actos vandálicos.
En estos días, hemos oído muchas barbaridades. Algunas han encontrado eco, incluso, en las afirmaciones de algunos parlamentarios. Yo creo que estaban prefabricadas de antemano. El mismo día de la intervención, cuando apenas se habían cumplido dos horas de la actuación, pretendidos portavoces de los okupas aseguraban en algunas emisoras de radio que la Ertzaintza estaba provocando una "masacre", que aquello era una "carnicería".
Es evidente que no hubo ni masacre ni carnicería. Todos los vecinos de Rekalde lo pudieron comprobar in situ y todos los demás, a través de los medios de comunicación. Y hoy, aquí, hemos demostrado que era una falsedad y una calumnia intolerable.
En esta estrategia de mentira y falsedad para ensuciar la imagen de la Ertzaintza y justificar lo injustificable se enmarcan las declaraciones hablando de que cuarenta personas tuvieron que acudir al centro de salud de Rekalde para ser atendidas como consecuencia de la actuación de nuestra policía. O lo que es peor, y más grave, y no lo voy a tolerar, afirmar que la Ertzaintza fue al ambulatorio de Rekalde a robar partes de lesiones.
Pues bien, queremos decirles que de acuerdo con la información oficial y fiable de Osakidetza, en el ambulatorio de Rekalde se emitieron un total de 20 partes de lesiones en dos días (19 y 1, respectivamente), por cuestiones absolutamente leves en su inmensa mayoría. Quiero recordar que los partes de lesiones recogen lo que relata la persona atendida y, en todo caso, me van a permitir que les diga que estoy seguro de que, en muchos casos, nada tuvieron que ver con la actuación de la Ertzaintza.
Es radicalmente falso, insisto, radicalmente falso que la Ertzaintza haya entrado en el ambulatorio de Rekalde a robar partes de lesiones. Lo que ocurrió fue, simple y llanamente, que un grupo de personas entró en el ambulatorio y un agente entró tras ellos para identificar a alguno de los alborotadores y ante la indicación de los responsables del centro de que no se podía acceder armado al mismo, el agente se marchó. Y quiero también decir que no existe constancia de ninguna queja por parte del personal del mencionado centro de salud sobre la actuación de la Ertzaintza.
También quiero aclarar las informaciones que algunos han intentado manipular sobre la entrada de la Ertzaintza a bares de la zona de Rekalde. Puedo señalarle que, según la información de que disponemos, agentes de la Ertzaintza accedieron a cuatro establecimientos, en todos los casos para proceder a la detención de personas identificadas como integrantes de los grupos que habían cruzado contenedores y arrojado objetos a los recursos policiales.
En estos locales se procedió a la detención de tres personas: dos menores, ambos de 16 años, imputados, en un caso, por desordenes públicos y, en otro, por desordenes públicos y atentado a agentes de la autoridad. La tercera persona fue imputada por desordenes públicos.
Un comunicante informó, además, que de que de un cuarto local se estaban sacando cohetes y material para arrojar a los agentes. Los recursos policiales realizaron una inspección en el interior del bar, en el que se encontraban varios jóvenes. En un rincón del bar, localizaron una mochila que desprendía un fuerte olor a líquido inflamable, una sudadera, varios documentos de identidad a nombre de una misma persona, cuatro trozos de pastillas para encender fuego, y un espray de pintura.
Quiero también referirme a algunas imágenes y algunas denuncias sobre la actuación de la Ertzaintza en el bar Tobogán. Y quiero decirles que la Ertzaintza rompió la persiana de ese establecimiento después de que en el interior se hubieran intentado ocultar ocho personas que habían participado activa y de forma reiterada en los actos vandálicos provocados en la zona.
Al estar bloqueado el acceso, tras realizar varios requerimientos a estas personas para que salieran del bar y en una situación de tensión y urgencia, la Ertzaintza actuó para identificar e imputar a los alborotadores, aunque tengo que reconocer que en ese caso la actuación puede ser mejorable.
Quiero insistir en que las imágenes emitidas por los medios de comunicación hablan por sí mismas. Son clarificadoras y reflejan escenas lamentables.
Quiero agradecer la colaboración de los vecinos, que con sus llamadas ayudaron también a la Ertzaintza en su actuación en múltiples lugares de Bilbao.
Quiero agradecer el apoyo y el respaldo que las instituciones, partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales y ciudadanía ha mostrado a la actuación de la Ertzaintza.
Y quiero para acabar decir que los proyectos culturales, como ya he dicho, son radicalmente incompatibles con el uso de la violencia para defenderlos. La cultura necesita desenvolverse en un clima de civismo y no de intolerancia y de agresión, y siempre que se utiliza la violencia la que sale perdiendo es la cultura.
Por eso, una vez más, reclamo a los responsables de Kukutza y especialmente a quienes les prestan apoyo que se desvinculen públicamente, rechacen y condenen los actos de violencia callejera, de guerrilla urbana que se produjeron en Rekalde y otras partes de Bilbao los días 21, 22 y 23 de septiembre