Por OIP Guinea Ecuatorial

Después de varios días de trabajo, desde el Departamento de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer, se han establecido los principales problemas que afectan a la escolarización de las niñas. Uno de ellos es de origen interno, del propio sistema educativo, en el que encontramos una alta relación docente/número de alumnos, especialmente en Bata y Malabo, donde se concentra el 77,7% de alumnos del nivel secundario. Esa relación imposibilita prácticamente a los docentes el desarrollo de un trabajo que brinde una atención pedagógica personalizada y adaptada al ritmo de aprendizaje de cada niña, con el objetivo de conseguir un nivel elevado de aprendizaje.

También con origen interno en el sistema educativo, existe el problema del mobiliario inadecuado y pesado y la insuficiente organización de los rincones de aprendizaje dentro de la escuela.

Otro punto a tener en cuenta es la importancia del docente en cuanto a sus competencias profesionales para desarrollar una enseñanza activa que mantenga interés y motivación de la alumna, es decir, que el docente sepa impartir el programa escolar dentro del periodo lectivo asignado por el calendario escolar, y aplique correctamente la modalidad de evaluación formativa en forma constante y continua.

Por último, tendríamos la falta de itinerario académico alternativo para la recuperación académica de las niñas. Éstas, con frecuencia, se ven afectadas por situaciones que repercuten negativamente en la marcha académica de sus estudios como: embarazos, estados patológicos prolongados, etc., que terminan con el abandono escolar.

Entre los problemas de origen externo encontramos que existe una deficiente alimentación, una salud precaria, con patologías como el paludismo, la fiebre tifoidea y el aumento creciente de las enfermedades de transmisión sexual, entre otras.

También tenemos la hostilidad del medio sociocultural. Esta situación parte de varias manifestaciones, y se inicia en algunas familias con la conducta tradicionalista de ciertos padres, que asignan a la niña roles específicos como el matrimonio y tareas como la limpieza del hogar, cocinar, etc.

Estos daños del medio sociocultural que vive la niña se expanden también al ámbito medioambiental al acceder al periodo de la pubertad, en el que experimenta provocaciones de naturaleza sexual, muchas veces sin previa orientación ni asesoramiento para superarlo, creando en ella un estado de ánimo poco compatible con la cultura del esfuerzo que exige el rendimiento académico.

Finalmente, los limitados recursos económicos de algunas familias influyen en los niveles de formación de la población y, en general, en retrasos significativos en el progreso educativo de las niñas.