Sin perder identidad, el ejemplo del ejecutivo luso sirve como hoja de ruta para desalojar a la derecha
Portugal es un ejemplo de que el cambio es posible. Al menos, en eso coincidieron hoy el coordinador general de IU Asturias, Ramón Argüelles, el de Gijón, Faustino Sabio, la eurodiputada castrillonense Ángela Vallina, y el europarlamentario del Partido Comunista Portugués Miguel Viegas, para quienes la mejor alternativa para revertir las políticas de recortes de la derecha y la socialdemocracia es una gran alianza que permita la constitución de gobiernos de progreso.
Así, la república vecina ha logrado formar un gobierno socialista, sustentado en sendos pactos con el Bloco y el Partido Comunista de Portugal, cuyas políticas ya comienzan a dar frutos, en forma de una mejora de las condiciones de vida de la población, duramente penalizada durante los años de aplicación de los recortes. Bajada de algunos impuestos, imposición de otros sobre el patrimonio, paralización de las privatizaciones y reversión de algunas como la línea aérea TAP; fin de la enseñanza concertada en aquellos lugares donde existían centros públicos, recuperación de las 35 horas de jornada semanal para los trabajadores del sector público o incremento del salario mínimo interprofesional son algunas de estas medidas que, frente a los agoreros de la derecha, han llegado además con una reducción de la deuda pública, que estaba en el 130% del PIB. Y es que, recordó Ramón Argüelles, el mensaje del miedo de los voceros más refractarios de los partidos conservadores, o de los que hablaban de “geringonça” –término en cierto modo despectivo igual al castellano jeringonza- se ha visto claramente desmentido por la realidad de un país en el que, poco a poco, la población comienza a percibir y experimentar el cambio para mejor. “Hoy Portugal nos vuelve a dar una lección”, explicó el coordinador general de IU, en referencia a la capacidad de los partidos de la izquierda de llegar a acuerdos.
Para Ángela Vallina, el cambio en el país vecino es un punto de inflexión que supone, dijo, “un respiro” con la demostración, añadió, de que “se puede gobernar haciendo políticas para la ciudadanía, no solo para cuatro privilegiados o grandes poderes financieros”.
Pero, además del ejemplo en políticas, Portugal, señaló Ángela Vallina, es también un ejemplo para la izquierda. “Es un Gobierno de tres fuerzas progresistas, de izquierda, pero cada una ha mantenido su identidad. Que yo creo que es el ejemplo que debemos de seguir. Una cosa es confluir, pero, cada uno, con su identidad, concurriendo a las elecciones y luego sentarse y negociar unas políticas de gobierno, un programa de gobierno”.
Miguel Viegas enfatizó en el buen entendimiento que el Partido Comunista de Portugal Mantiene, “desde hace años”, con Izquierda Unida y que, precisamente, esa buena sintonía que también se manifiesta en el Parlamento Europeo, explica su presencia en Gijón para hablar de la experiencia que ha permitido el cambio de gobierno y de políticas en su país. Y si bien reconoció que las experiencias de un estado no son necesariamente replicables en otro, sí que insistió en que existen puntos comunes que pueden permitir aprender “los unos de los otros”. El cambio del ejecutivo portugués, explicó, fue producto de un cambio en la correlación de fuerzas en el Parlamento, que dio a la izquierda en su conjunto la mayoría, superando al partido de la derecha que, unitariamente, había sido el más votado. Un cambio posible gracias a la capacidad del propio Partido Comunista ya que, recordó, el Partido Socialista aceptaba ir a la oposición y si finalmente decidió formar gobierno fue porque, diez minutos después de darse a conocer los resultados de las votaciones, el secretario general de su partido hizo público que apoyaría un gobierno de cambio, por lo que la derecha solo gobernaría si los socialistas renunciaban.
Como objetivos concretos, el acuerdo del Partido Comunista con los socialistas incluía revertir las políticas de recortes, parar las privatizaciones o revertirlas en algunos casos, con la urgencia de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y de la gente. “Ahora la prioridad es continuar la negociación con el Gobierno el presupuesto y todas las medidas políticas”, señaló Viegas, para quien es imprescindible explicar a la población que debe seguir movilizada, porque de esa forma se puede lograr una orientación más a la izquierda.
En estos momentos, el eurodiputado enfatizó en que el reto está ahora en dar a conocer a la población la importancia de los avances alcanzados gracias al pacto de gobierno, evitando que, en unas próximas elecciones los socialistas pudieran capitalizar en exclusiva los réditos de la mejora de las condiciones de vida de la población. De hecho, señaló, una mayoría absoluta del Partido Socialista sería, a su juicio, un paso atrás.
El coordinador local de IU Gijón, Faustino Sabio, puso especial énfasis en el cambio de política que se ha puesto en marcha en Portugal, demostrando que hay margen de maniobra, dentro de la propia Unión Europea, para, gracias a la alianza de la izquierda, “acometer la crisis de forma distinta y sin que la pagasen, como en el caso de España, los trabajadores y las familias más humildes, por la parte más débil de la estructura social”.
Identidad y confluencia
Sobre la reciente reflexión del coordinador federal, Alberto Garzón, referida a las estrategias de Izquierda Unida en el contexto nacional y las insuficiencias del pacto con Podemos, Ramón Argüelles manifestó que en cualquier ámbito es imprescindible la capacidad de introspección. “Hay que ser autocríticos y si ese es el diagnóstico (en referencia la –entre otros- pérdida de visibilidad de IU- que de verdad se percibe por gente de la organización que es así, pues habrá que replantearse ese funcionamiento. En todo caso, aquí, en Asturias, lo que se vaya a hacer lo vamos a decidir los militantes sí o sí. Convergencia o confluencia, yo creo que lo que nos tiene que mostrar el ejemplo de Miguel (Viegas) es que no hace falta estar en el mismo saco para poder llevar a cabo una política que cambie la realidad. Se puede respetar la identidad de los partidos y, sin embargo, cambiar un gobierno si somos capaces de sacrificar cosas todos”.
Para Argüelles, el camino del cambio es posible y sigue abierto, a pesar de que, hasta ahora no haya sido posible. “Aquí en Asturias fue un ejemplo de lo que no pudo ser. Izquierda Unida lo intentó, lo intentó con Podemos y con el PSOE y no se pudo lograr ese entente”.
En el mismo sentido se manifestó Ángela Vallina, para quien el caso de Portugal supone un antes y un después de la política europea, con un cambio que pasa por confluir sin necesidad de integrarse. “Cada uno tiene su programa y tenemos diferencias unos partidos y otros; el caso es llegar al acuerdo en esas políticas de verdad de la izquierda de cara a la ciudadanía y abandonar el miedo, pues se nos está vendiendo o el liberalismo y sus políticas o la nada”