Manifestación en Lena a favor del ferrocarril convencional

Manifestación en Lena a favor del ferrocarril convencional

Mañana, 5 de junio es la fecha elegida en 1972 por la Asamblea General de las Naciones Unidas para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, en conmemoración de la primera cumbre mundial sobre este tema: la Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano. Se pretendía con este acto aumentar la conciencia medioambiental, y fomentar la acción global en la protección del medio ambiente.

Sin embargo, después de más de cuarenta años, estamos muy lejos de conseguir estos objetivos, tanto a escala mundial como local. A los problemas de contaminación del aire, agua, suelo, disminución de la biodiversidad, riesgo nuclear, etc, hay que unir el Cambio Climático que es, ya, una realidad que además está sufriendo con mayor intensidad la población del planeta que menos responsabilidad tiene en su génesis. Al mismo tiempo los países que lo han provocado, por su sistema económico basado en la expansión del capital y en un modo de producir y consumir cuya  finalidad principal es el beneficio económico a "corto plazo", sin respetar los límites del planeta y las necesidades de las generaciones futuras, siguen desarrollando políticas que en lugar de mitigarlo lo inducen aún más.

Es el caso, por ejemplo, del gobierno español, que mientras impone impuestos al sol defiende la quema de combustibles fósiles e impulsa proyectos altamente consumidores de energía.

Uno de esos proyectos es el que nos trae hoy aquí: la construcción de la línea de Alta Velocidad ferroviaria entre León y Asturias. La histórica reivindicación de mejorar la comunicación entre Asturias y la Meseta fue totalmente desvirtuada y se convirtió en un gran desastre ambiental y social.

 

Hace 14 años, allá por febrero de 2003, el Consejo de Ministros aprueba la contratación del proyecto y obra con un presupuesto conjunto de 1.085 millones de euros y con fecha de finalización de la obra prevista para 2009. Un año después, en febrero de 2004, tuvo lugar, muy cerca de aquí, el acto de colocación de la primera dovela del túnel que uniría las localidades de Pola de Gordón (León) y Los Pontones (Asturias); dicho acto estuvo presidido por dos “insignes” políticos españoles, Rodrigo Rato que era, por entonces, vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Economía, y Francisco Álvarez Cascos que ostentaba el cargo de ministro de Fomento y que en ese momento se jactaba de que, palabras textuales, «no hay ninguna obra ferroviaria de variante de alta velocidad con un presupuesto de 1.990 millones de euros», es decir ya menciona 900 millones más de los presupuestados inicialmente, era el comienzo de los sobrecostes. 14 años después se han gastado cerca de 4000 millones de euros y la obra no ha finalizado ni es probable que lo haga antes de 2 años.[B1] 

Esta obra es un desastre ambiental porque a los efectos negativos que cualquier trazado de AVE lleva consigo (fragmentación del territorio, barreras entre ecosistemas, alto consumo energético, importante alteración del paisaje, …) se le unen, en este caso, graves impactos hidrogeológicos, pues ha  provocado un notable descenso de los niveles piezométricos de los acuíferos atravesados por el túnel, generando un trasvase desde la cuenca del Duero hacia la cantábrica y ha hecho desaparecer numerosos manantiales que abastecían a poblaciones del norte de León. También es responsable de numerosos vertidos al río Huerna y ha generado en su entorno graves alteraciones debido a la presencia de residuos que en lugar de llevarlos a un vertedero controlado han preferido dejarlos enterrados con los consiguientes riesgos de contaminación del suelo y el agua. Todo ello en una zona que ya está bastante castigada por la presencia de otras infraestructuras (autovía, líneas de alta tensión, gasoducto).

Es, también, un desastre social porque la población ha sufrido sus efectos de modo especialmente dañino, efectos que no han sido reparados ni compensados.

 

Pero más allá de los impactos específicos de la obra es preciso también hablar del fondo de la cuestión que no es otro que la insostenible política de transporte llevada a cabo por los distintos gobiernos estatales y autonómicos. Ejemplo de esta política es el Plan de Infraestructuras de Transporte y Vivienda 2012-2024, PITVI, elaborado por el ministerio de Fomento que pretende construir 12.000 nuevos kilómetros de infraestructuras lineales de alta capacidad (autovías y líneas de alta velocidad ferroviaria), en un país que ya cuenta con el mayor número de kilómetros de estas infraestructuras. Paralelamente a esto las redes de transporte ferroviario de cercanías, que son las que utiliza la mayor parte de la población, están siendo abandonadas.

En Asturias cuando aún estamos sufriendo los impactos de la obra de la variante seguimos bajo la amenaza de que la línea del AVE se extienda hasta Gijón, una obra aún más absurda e innecesaria que la de la propia variante y que además, de realizarse, se llevaría la mayor parte del presupuesto para comunicaciones, dejando a otros medios, más sostenibles y necesarios, sin apenas inversión.

Tampoco podemos olvidamos de otros problemas ambientales que sufre nuestra región: la contaminación atmosférica, contra la que nos manifestamos ayer en Gijón, los incendios forestales, la contaminación de suelos y agua, los ataques a la biodiversidad, el abandono del mundo rural y un largo etcétera, que son consecuencia del irracional modelo energético y productivo que se nos ha impuesto.

Ante la dificultad de resolver los problemas apuntados, locales y globales, hay que insistir en la necesidad de trabajar en común todos los colectivos, organizaciones sociales, políticas, sindicales, etc..., que aspiramos a construir una sociedad justa en un planeta habitable.

Para finalizar, y volviendo al tema central de este día, queremos reivindicar una vez más, un ferrocarril social, público y sostenible, exigir las justas reparaciones y compensaciones a la población local, que más directamente está sufriendo las  consecuencias de esta nefasta obra, así como las responsabilidades de todo tipo que se deriven de ella.

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