No ha sido un camino de rosas para el asturiano llegar a donde está. El pasado mes de noviembre Jaime caía en una lesión en la que le detectaron un principio de arrancamiento del tendón rotuliano, que le obligó a estar 45 días sin subirse a la bicicleta. El inicio de la temporada se complicó, pero volvió a los entrenamientos el nueve de enero en la concentración con la selección española en Mallorca, tras la insistencia de su seleccionador a que acudiese a pesar de su bajo estado de forma.
Tras dos semanas en la isla, el joven pistard volvió a casa con las energías renovadas para seguir sus entrenamientos con normalidad, sellando las bases sin dar pasos en falso.
Jaime entrena seis días a la semana y uno de descanso total. Dependiendo del momento de la temporada en que se encuentre combina tres tipos de sesiones: gimnasio, ruta y pista. Cada una de ellas tiene un trabajo específico necesario para su preparación. Según cuenta: “Mis entrenamientos preferidos son en el velódromo, sobre todo los miércoles cuando coincido con el resto de componentes de la selección asturiana. Se me hace más ameno, ya que normalmente lo hago solo”.
Como la mayoría de deportistas, también sigue una buena alimentación: “Hice algunas dietas estrictas, pero no me dieron resultados, ya que no las hacía con alguien especializado y no tenía un seguimiento, así que me resultaba muy difícil mantenerme”. Después de esto descubrió que a pesar de tener un poco más de grasa había ganado fuerza, y desde entonces lleva una dieta sin restricciones pero inteligente, sin excesos pero sin pasar hambre, aprovechándose de no tener tendencia a engordar. No le resulta difícil llegar a su peso de competición, 84kg: “Normalmente estoy un poco por encima o por debajo, pero no me cuesta alcanzarlo”.
La recuperación es otra parte importante en el proceso de entrenamiento. Al año llega a descansar dos meses, intercalados por semanas en función de los objetivos y las competiciones. Durante este tiempo que pasa totalmente apartado del ciclismo, aprovecha para hacer otro tipo de cosas como pasear por el monte, salir de fiesta, ir a la playa o viajar, ya que durante las carreras visita lugares por todo el mundo pero no de la misma manera que le gustaría.
Su próximo descanso será después del objetivo de este 2017, el europeo Sub23 de Portugal. Allí Jaime espera bajar sus marcas del 200m, 10.54 seg, y el kilómetro 1m05seg. Si lo logra, podría situarse entre los siete primeros de la clasificación. “Para ser campeón de Europa no se necesitan milagros, solamente estar en el sitio indicado, en el momento indicado” comenta.
Su sueño es estar en la Olimpiadas de Tokio 2020. Jaime cuenta que: “Lo más difícil no es el entrenamiento diario, sino conseguir la ayuda económica que necesito para poder prepararme. Salir a correr fuera de España es la clave, aquí coges la forma, pero en las competiciones internacionales te enfrentas, cambias estrategias, improvisas, compites contra rivales nuevos y arriesgas más”.
Para realizar una buena temporada y poder salir al extranjero, necesita un presupuesto de aproximadamente 45.000€ al año. Hoy en día no cuenta ni con la mitad de esa cifra. Sus ingresos llegan por parte de sus patrocinadores, que aportan su pequeño granito de arena, y la ayuda de sus padres: “Son mi mayor soporte. Sin ellos no podría seguir compitiendo”.
Ha cambiado sus métodos de búsqueda de financiación. Antes preguntaba desesperadamente por cualquier tipo de ayuda, sin darse cuenta que también era necesario que sus patrocinadores se vieran recompensados: “Ahora lo primordial es mostrar los beneficios que pueden obtener, la inversión que pueden hacer en mí, porque las dos partes debemos ganar.” Además añade: “Estoy buscando un patrocinador multinacional que sea capaz de apostar y quiera verse en competiciones internacionales, nacionales y provinciales”.
Uno de sus respaldos económicos es Carbone Radical, una empresa especializada en calzado para deportistas: “Les mostré las ventajas de ayudarme, la repercusión que tenía en los medios de comunicación con entrevistas en televisión, radio y prensa y también les conté mi trayectoria y a donde pretendía llegar”. Firmaron un compromiso de patrocinio y además acordaron no dejarse “desnudos” ninguna de las dos partes.
Junto con esta, el Ayuntamiento de Candamo, su pueblo natal, es otro de sus mejores patrocinadores.
Como él se encuentran algunos de sus compañeros, que se ven obligados a conseguir por ellos mismos los recursos económicos necesarios para poder competir. Jaime opina que se debe a: “El ciclismo en España está enfocado a la carretera, no se muestra atención a otras disciplinas ni tampoco se les trata con el respeto que se merecen”.
Aunque quiere llegar a ser ciclista profesional en pista, sabe lo difícil que puede ser conseguirlo y más aún vivir de ello, por eso está estudiando la carrera de economía, su plan B para el día del mañana. Gracias a su título de deportista de alto rendimiento, cuenta con la ayuda de poder escoger el número de materias que estudiará cada año y las fechas de sus exámenes, que organiza según las competiciones: “Los primeros años sólo hice dos asignaturas por cuatrimestre, pero ahora ya he subido a seis. De momento lo tengo todo aprobado. Estoy muy contento con la carrera, me gusta mucho” cuenta Vega.
Si preguntamos por sus mejores recuerdos sobre la bicicleta, Jaime no lo duda: el Campeonato de España del 2013, cuando todavía era juvenil de segundo año. “Gané todas las pruebas que corrí, algo que no había hecho nadie nunca. El enfrentamiento del 200m fue muy especial, vi la emoción que había hecho sentir a la gente que estaba allí animándome, cómo lloraban mis compañeros…”. “Una de las mejores anécdotas que voy a tener siempre será cuando todos mis amigos me ovacionaron al llegar al comedor para cenar después de haber ganado el kilómetro esa misma tarde. Fue muy bonito” añadió.
Al hablar de esta competición es inevitable olvidarse del vasco Jon Irisarri, al que ha considerado su mayor rival, por haber sido la persona que más le ha costado ganar. Este tomó el camino de la ruta y actualmente es corredor profesional en el conjunto Caja Rural Seguros RGA.
Han pasado muchos años desde que la Federación Asturiana de Ciclismo comenzó a tomar parte en esta disciplina y desde entonces se ha estado trabajando para llegar a lo que es hoy en día, una selección de referencia nacional. Las nuevas generaciones, que ven como ejemplo al velocista, han cosechado seis metales (dos oros, una plata y tres bronces) en el pasado Campeonato de España para las categorías cadete y juvenil. Medallas como estas y las de Jaime son también fruto del trabajo de la federación, que es incansable a la hora de cuidar a sus corredores para que puedan rendir al máximo nivel.
Pero como ya hemos dicho, no todo fue tan fácil como parece. El ocho veces campeón de España también ha pasado por malos momentos en los que la idea de colgar la bicicleta le rondaba continuamente: “Hubo rachas en las que lo más sensato era dejar el ciclismo. Tuve problemas con mi entrenador, rompí la bicicleta en la que había invertido mucho dinero y también algunas cosas a nivel personal no iban bien. No lo dejé porque estaba seguro de mis posibilidades y de dónde puedo llegar y llegaré en la pista. La paciencia y el tiempo todo lo cura”.
Ahora la autoestima de Jaime está creciendo a medida que pasan los entrenamientos y las buenas sensaciones vuelven a sus piernas. Como cada día, se enfunda su traje de licra aerodinámico para irse a entrenar y continuar pedaleando por sus sueños.