J. Braulio: La prostitución se tolera por pura razón económica

J. Braulio: La prostitución se tolera por pura razón económica

AM/I.SÁNCHEZ.-Tras deslumbrar con su primera novela, El silencio del pantano, calificada de «obra maestra» por la crítica y cuya adaptación al cine ya está en marcha, Juanjo Braulio regresa a las librerías con 'Sucios y malvados' thriller literario que combina una trama policiaca impecable con una gran reflexión sobre la justicia, el sexo, el poder y la violencia contra las mujeres. AM sondea en esta entrevista el pensamiento del autor tras la novela.

 

--Una vieja cuestión en las redacciones ¿ayuda más el oficio de escritor al periodista o el trabajo en la redacción nutre de materiales al escritor?

En mi caso, al menos, ha sido mi trabajo como periodista el que me ha moldeado como escritor. Suelo decir que, como lo que más me gusta hacer es leer y, por leer no pagan, me hice periodista porque era lo más parecido que encontré y, de ahí, a la Literatura. Del Periodismo me he llevado a mis libros el respeto por el lector, entendido como que hay que procurar que, después de leer uno de tus textos, no tenga la sensación de que ha perdido el tiempo. No siempre se consigue, claro, pero hay que intentarlo. Siempre.

 

--Como dicen de los tontos, que cada minuto nace uno, cada sale un libro. ¿Qué proceso lleva al autor a convencerse de que su obra sí merecerá la pena?

Me temo que eso es un proceso más externo que interno. Aunque no hay capataz más severo que uno mismo, y por mucho que pulas un escrito hasta que estés satisfecho con él, el veredicto final lo dictarán otros a través de muchos filtros. Se empieza por la agencia literaria, sigue por la editorial, continúa en las librerías y se culmina entre las manos de los lectores. El nivel de evaluación del propio autor siempre va a quedar en segundo plano con lo que el proceso de autoconvencimiento, al final, no deja de ser una fantasía.

 

--'Sucios y malvados' es una novela densa --y entretenida-- con pequeñas tramas que podrían estar en las secciones informativas de la crónica negra mundial. ¿El 'lado oscuro' de la sociedad se parece tanto a una novela?

Yo diría que puede ser incluso peor porque ese lado oscuro está, por definición, oculto porque nadie se considera una mala persona, incluso y sobre todo, las malas personas. Hasta el peor villano encuentra razones para hacer lo que hace que, dentro de su lógica interna, están perfectamente justificadas tanto racional como sentimentalmente. Además, la sociedad tiende a crear parcelas de olvido o de zonas borrosas que no quiere ver como, por ejemplo, la prostitución, los malos tratos (aunque afortunadamente este último asunto tiene hoy en día mucha mayor concienciación en la opinión pública), los abusos de determinados estamentos. La frase “es que siempre ha sido así” es un anestésico social de enorme potencia.

 

--Se habla mucho de la prostitución, y la trata que lleva implícita, pero más bien se hace poco y parece mantenerse en un limbo legal en toda Europa. ¿A qué cree que se debe? Dar esparcimiento al pueblo, mantener el capricho de los poderosos, intereses económicos....

Es una cuestión puramente económica, lamentablemente. Y no es que lo diga yo, es que lo dicen los datos. Por ejemplo, en el año 2015, los españoles se gastaron 500 millones de euros en entradas de cine y más de 3.200 en prostitutas. Las mafias de la trata de blancas pueden llegar a pagar unos 20.000 euros por comprar una chica veinteañera en Nigeria o en Rumanía porque saben que, en tres meses, habrán amortizado su vergonzante inversión. Se calcula que casi dos tercios de las más de 30.000 mujeres que, en España, ejercen la prostitución lo hacen a la fuerza y bajo el control de estructuras organizadas. Hay estudios recientes que advierten de chicos jóvenes menores de 25 años que acuden a burdeles como parte de su ocio de fin de semana sin que ni siquiera se plantean que la mujer con la que van a tener sexo lo hace coaccionada por mafiosos. Es una cuestión de dinero. La carne humana femenina es un recurso de enorme valor y hay prostitución, no porque haya prostitutas, sino porque hay clientes.

--'La Transición fue una tragedia imperfecta'. Lo dice Remedios o lo piensa Juanjo Braulio?

Lo dice Remedios. Yo nací en el año 1972 y cuando la Transición se dio por cerrada (que los historiadores sitúan ese momento con la victoria del PSOE en 1982) yo tenía diez años. Pertenezco a una generación que ya ha tenido la distancia suficiente como para ver aquel proceso desde otro punto de vista. Lo que dice Remedios se lo he oído decir (como periodista, claro) a gente que vivió el proceso. Y no afirmo que tengan razón, ni que no la tengan. Para algunos, la Transición fue lo mejor que se pudo hacer considerando las circunstancias; para otros, la cosa se desmadró (en especial en lo que toca al nacionalismo) y también hay quien piensa que se quedó corta y que quedaron cuentas por ajustar. Como escritor de ficción, elijo lo que más me conviene para la trama y la construcción de mis personajes.

 

--En la novela hay unos diálogos sobre un caso de violencia de género sufrida por una chica de la vecindad. La narradora comenta que no había intervenido antes, aunque lo veía venir, porque "en esas cosas nunca sabes si haces bien o mal". Cree que ese es otro de los problemas de la sociedad actual, ese mirar hacia otro lado?

Hasta hace bien poco y respecto a la violencia de género en el ámbito doméstico, regía en España el viejo axioma que decía que, en lo que pasa en los matrimonios “mal oír y mal callar”, o sea, que no era asunto del vecino. Afortunadamente, la conciencia social respecto a esta lacra va en aumento, a pesar de que queda muchísimo por hacer. Cada año se presentan 140.000 denuncias por violencia de género y no es que ahora haya más, sino que se denuncia más. Ese “mirar hacia otro lado” no es exclusivo, además, de la violencia de género; nos pasa también con la corrupción en todos los niveles, y no me refiero sólo a nivel político. En España tenemos una tradición secular de admiración al pícaro y eso se ve en esa simpatía con la que vemos a quien consigue escamotear una tasa mediante el pago en B o el elogio interno que nos sugiere quien, a pesar de tener un coche de lujo, tres casas y dos empresas, consigue que Hacienda le devuelva. En vez de pensar que ese conocido nos está robando a todos, lo admiramos porque, en el fondo, nos gustaría hacer lo mismo. Todos llevamos un canalla dentro, agazapado y esperando la oportunidad.

 

--Es más cómodo poner lo que piensas en boca de un personaje que firmarlo en una columna de opinión?

Sin duda. Decía Winston Churchill que prefería la política a la guerra porque, en la política, uno podía morirse más de una vez. Y la Literatura también te permite ponerte en la piel de gente con la que no tienes nada que ver en lo personal ni en lo intelectual y vivir otras vidas y pensar otras cosas. No obstante, no uso a mis personajes para decir algo que me incomoda. Si mis criaturas literarias piensan de una determinada manera, lo hacen para ser coherentes con el resto de la historia y con el papel que desempeñan en ella. Hacer de Dios es divertidísimo, sobre todo a la hora de moldear seres humanos por dentro y por fuera.

 

--Seguro que en su rebotica tiene la idea para otra novela. ¿Nos avanza algo? ¿También policíaca?

Siempre hay ideas que van cociéndose a fuego lentísimo en los pliegues de las meninges. Si en mi primera novela “El silencio del pantano” hablaba sobre el poder y en “Sucios y malvados” sobre la justicia, ahora me ronda en la cabeza algo sobre el miedo. ¿Cuánto miedo somos capaces de soportar antes de volver a la Edad Media? Ando a vueltas con ello.

 

-Cómo va de ventas y acogida 'Sucios y malvados' ¿Satisfecho?

No creo que haya ni un solo escritor en España que pueda darse por satisfecho con el volumen de ventas de sus novelas dado que en este país cuesta muchísimo que la gente lea. Sin embargo, dada mi trayectoria (esta es mi segunda novela), no me puedo quejar. Más bien lo contrario. Estoy contento y agradecidísimo a los lectores que están depositando su confianza en mis historias.

 Juanjo Braulio nació en Valencia en 1972. Está graduado en Enseñanzas Artísticas por la Sankt Eskils Skola de Eskilstuna (Suecia) y licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Politécnica de Valencia. Periodista y escritor, empezó su carrera en la delegación valenciana de Diario 16,  desde el que pasó a Las Provincias, donde fue redactor de Medio Ambiente, Municipal, Política y jefe de Opinión.
Posteriormente trabajó en RTVV y colaborador del Suplemento Semanal (Grupo Vocento), la agencia Colpisa y el diario Abc. Un compendio de sus columnas de opinión fue publicado en forma de libro con el título La escalera de Jacob (2004). También es autor de En Ítaca hace frío (2014), un libro de viajes sobre Suecia. 
Después de años contando verdades que parecían mentira, con El silencio del pantano, su primera novela, decidió que era tiempo de contar mentiras para decir verdades.

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