El maestro Perry So dirigirá a la Orquesta del Principado de Asturias en el Palacio Euskalduna de Bilbao en la edición titulada Bohemia
Las mezzos Katie Stevenson y Ainhoa Zubillaga, la soprano Miren Urbieta-Vega, el tenor Gustavo Peña, el barítono David Menéndez y la Sociedad Coral de Bilbao acompañan a la sinfónica en el certamen vasco
La Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias regresa esta semana al certamen Musika Música de Bilbao, dedicado este año a los compositores Gustav Mahler, Antonin Dvorák, Bedrich Smetana y Leos Janácek, en representación de Bohemia, una de las regiones históricas de la República Checa. El maestro Perry So dirige a la OSPA en tres programas que tocará los días 4 y 5 de marzo.
La OSPA abrirá su quinta participación en Musika Música con la Sinfonía nº 5 en do sostenido menor de Mahler. Será el sábado 4 de marzo, a las 17:30 horas, en el Auditorio del Euskalduna.
Al día siguiente, la Sinfónica de Asturias ofrecerá dos programas en el Auditorio. El primero incluye La bruja del mediodía, de Dvorak, y Kindertotenlieder, de Mahler, con la mezzo Katie Stevenson de solista. La cita es a las 12:15 horas.
El domingo 5, a las 17:00 horas, la OSPA interpretará Stabat Mater, de Dvorak, con Miren Urbieta-Vega (soprano), Ainhoa Zubillaga (mezzosoprano), Gustavo Peña (tenor), David Menéndez (barítono) y la Sociedad Coral de Bilbao.
Bohemia
A lo largo de los siglos, la región de Bohemia exporto? músicos a las principales cortes y capillas europeas. Muchos de ellos contribuyeron a la evolución de la orquesta y a la madurez de la sinfonía. No en vano, la educación musical se cuidaba allí con esmero y estaba al alcance de toda la ciudadanía. El panorama cambio? a mediados del siglo XIX, haciendo posible que, además de esta europeización de su arte, los compositores comenzaran a cultivar su fértil jardín interior y lo regaran con las dos fuentes principales de su copioso folklore: los cantos, manantial de hermosas y sentidas melodías y las danzas, plenas de vigor y ritmos atractivos.
La cosecha floreció, alimentada por el amor hacia lo autóctono y al calor del anhelo romántico, que llegó a su máxima temperatura con la rebelión de Praga de 1848. Ésta había avivado la llama de aquel fuego encendido en Francia durante la Revolución de 1789 y el primero en irradiar su luz fue Smetana, recreando toda la originalidad y el sentimiento del lenguaje musical checo. Dvorak recogió el testigo, pero su talento trascendía cualquier frontera y se posó en todo lo eslavo para proyectarse al mundo. El moravo Jana?c?ek dio una genial vuelta de tuerca al folklore de Bohemia y el alma errante de Mahler, aun siendo “tres veces apátrida”, paseo? su musa checa por las principales ciudades de la época.