Para nosotros no existe la menor duda de que Hillary Clinton, la que fue Secretaria de Estado durante el primer mandato de Barack Obama, se alzará con el triunfo en las próximas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos, gracias al apoyo mayoritario de los estadounidenses a los que se sumará el voto de los gitanos y gitanas que viven en aquel país.
La población gitana de los Estados Unidos supera ampliamente el millón y medio de personas y todas tienen origen en oleadas de emigración procedentes de Europa. De hecho, muchas familias gitanas participaron en la colonización de Virginia y Louisiana. Luego se establecieron en estados claramente tipificados como más conservadores, como pueden ser Ohio, Georgia, Carolina del Norte y Virginia. Es de común conocimiento que la integración de estas comunidades en esos estados tiene un alto grado de aceptación.
En realidad, yo pienso que todos los gitanos del planeta, que somos unos catorce millones de seres humanos, votaríamos sin la menor duda a la señora Clinton que siempre ha demostrado un interés especial por nuestra realidad social y cultural, al tiempo que un compromiso personal en la defensa de nuestra comunidad allí donde haya podido ser atacada.
En febrero de 2012, por citar uno de los muchos momentos en que Hillary Clinton se ha encontrado con los gitanos europeos, en una reunión que mantuvo con jóvenes gitanos en la embajada norteamericana en Bulgaria, criticó la discriminación que sufre la comunidad gitana en Europa, que calificó como uno de los “asuntos pendientes” del continente. Fue allí donde anunció que Estados Unidos se sumaba a la iniciativa de la Unión Europea denominada “Década de la Integración Gitana”. La que entonces era jefa de la diplomacia estadounidense declaró: “Durante demasiado tiempo, los gitanos han sido marginados y aislados, se les ha impedido contribuir con su talento y participar en las sociedades. Se trata de una cuestión crítica en materia de derechos humanos y afecta a millones de hombres, mujeres y niños en todo el continente”. Y añadió: “Cualquier sociedad que no educa a sus menores está cometiendo un error, y en demasiados lugares los jóvenes gitanos acuden a escuelas mediocres en las que muchas veces, además, están aislados”, dijo Clinton. “¿Cuál es el resultado? La comunidad gitana se siente separada, indiferente, y así continúa un ciclo que debemos romper”.
En otro momento, en una visita que realizó a Polonia, dijo que instaría al presidente Obama para que su país contribuyera con quince millones de dólares para financiar las obras de conservación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau donde fueron vilmente asesinados decenas de miles de gitanos y judíos.
Yo puedo testificar, por conversaciones que he mantenido en Varsovia con la embajadora de los EE.UU. en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que bajo los gobiernos del Partido Demócrata la solidaridad con los gitanos perseguidos y maltratados en países centroeuropeos, siempre fue clara y decisiva por parte del gobierno norteamericano. Sin ninguna duda ha sido la influencia de Hillary Clinton la que ha motivado al presidente Obama para que el año pasado, con motivo del Día Internacional del Pueblo Gitano, firmara un comunicado oficial en el que, entre otras cosas, se decía: "Hoy honramos al pueblo gitano y celebramos su rico patrimonio cultural, pero también somos conscientes de los retos a los que se enfrentan muchos romaníes en su vida cotidiana. Durante siglos, los gitanos han sufrido a manos de los tiranos de la historia. Y muchos se enfrentan al flagelo de la intolerancia en este día.”.
Desde la Unión Romaní española, por acuerdo de su Junta Directiva, pedimos a nuestros hermanos de los Estados Unidos que voten la candidatura de Hillary Clinton. Pedimos que no se dejen engañar por el candidato del Partido Republicano, Donald Trump, para quien el Ku Klux Klan ha pedido con entusiasmo su voto. El presidente Obama se ha dirigido al candidato republicano diciéndole: “Si no respetas a las mujeres antes de ser elegido presidente, mucho menos lo harás cuando estés en el cargo. Si aceptas el apoyo de simpatizantes del Ku Klux Klan, y del propio Klan, y dudas cuando se te pregunta por este apoyo, entonces tolerarás ese apoyo cuando estés en el cargo”.