Los auxiliares técnicos veterinarios de Asturias crean una asociación que persigue, junto a asociaciones surgidas por todo el territorio nacional, el reconocimiento legal, por parte del Estado Español, de los estudios de enfermería veterinaria.
En la actualidad, los estudios de esta especialidad se ven afectados por la burbuja de la formación no reglada, que genera cientos de auxiliares sin una guía docente mínima ni unos requisitos mínimos de acceso. Muchos de los centros buscan únicamente el fin lucrativo de quien los imparte sin importar la preparación real que llegue a tener el estudiante ni las horas prácticas.
Asimismo, esta desprotección genera precariedad laboral e intrusismo, puesto que las labores del auxiliar las realizan estudiantes de Veterinaria en prácticas en muchas ocasiones. Los convenios reguladores también precarizan, ya que se encuentra numeroso personal remunerado como personal de limpieza, cuando la labor de un auxiliar conlleva todas las labores de la enfermería aplicadas a la veterinaria, además de administrativas y de venta. Se trata de una necesidad real de regulación educativa para evitar además fraudes formativos derivados de este limbo.
En la actualidad existen numerosos centros que aseguran que cuando se homologuen los estudios las convalidaciones de sus cursillos serán automáticas, siendo estas afirmaciones falsas. La enfermería veterinaria es un área reglada y protegida en países que son referente en el cuidado y estudio de los animales, como es el caso de Reino Unido, Estados Unidos o Australia, entre otros, donde el nivel formativo es universitario.
En España no existen registros fiables que puedan dotar de una dimensión real al colectivo, pero estamos en condiciones de afirmar que se trata de miles de personas salidas de decenas en decenas cada pocos meses de los numerosos cursos que se ofertan con suculentos anuncios en distintos medios.
El Boletín Oficial del Estado nº 41 recogió en 2011 una futura cualificación oficial para los ATV (Ayudantes Técnicos Veterinarios). Después de dos años sin recibir noticias, las organizaciones deciden ponerse en contacto con los organismos encargados de diseñar y expedir los certificados de profesionalidad, concretamente con el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y la Dirección General de Formación Profesional. Sin embargo, la homologación se encuentra parada por motivos desconocidos mientras pretenden salir adelante ocurrencias minoritarias y controvertidas como una Formación Profesional dedicada a la Tauromaquia y Actividades Auxiliares Ganaderas.
Por todos estos motivos surge ASEVET (Asociación Asturiana de Enfermeros veterinarios), que aspira además ayudar a la formación continuada de los auxiliares organizando cursos de profundización y especialización en temas como nutrición, quirófano, fisioterapia, etc. Dentro de las acciones a tomar se encuentra la reunión con partidos políticos, manifestaciones y acciones informativas encaminadas a presionar para lograr un objetivo que está tardando demasiado en llegar.
Se cuenta además con el apoyo de gran parte del colectivo de veterinarios, que saben que la profesión del ayudante del veterinario es algo antiguo e igualmente necesario en el siglo XXI. La profesión, pese a la precariedad, está creciendo por la concienciación de la población en el cuidado animal. Según un estudio de la empresa catalana Veterinary Management Studies, casi el 60% de los hospitales veterinarios disponen de enfermeros en su plantilla. "Como en todos los sectores, nuestro colectivo tiende a la especialización y a una mayor asignación de responsabilidades en áreas concretas para que se ejecuten con un alto grado de exactitud, por lo que se crea una necesidad irremediable de mejora en la formación y, así, el reconocimiento oficial de esta profesión".