Luis Adaro y Jerónimo Ibrán, artífices de Asturias y legado de futuro

Luis Adaro y Jerónimo Ibrán, artífices de Asturias  y legado de futuro

Oviedo.-La Real Academia de Ingeniería (RAI) riden hoy y mañana homenaje a la minería y la industria siderúrgica asturianas, y por extensión a la ingeniería de Minas española, en las figuras de dos de sus más reconocidos impulsores: los ingenieros Luis Adaro y Magro y Jerónimo Ibrán y Mulá, quienes desarrollaron en Asturias buena parte de su profesión en la segunda mitad del XIX y comienzos del XX.

 

La intensa actividad de ambos, como ingenieros, emprendedores y educadores, en el entorno industrial minero de su época fue crucial. Tanto para el entorno del hoy Principado de Asturias, con la apertura también de nuevas rutas de transporte y desarrollo de los ferrocarriles minero y otros, como a nivel global, como impulsores del desarrollo industrial de nuestro país.

 

El presidente del Principado, Javier Fernández, intervino este martes en la solemne apertura  de los actos programados, recordando como inicio que "Jerónimo Ibrán y Luis Adaro y Magro forman parte de la lista de capitanes de empresa que comandaron a pie de obra la primera revolución industrial en Asturias y en España." Ingeniero de Minas él mismo, Fernández afirmó que "Luis Adaro e Ibrán han sido arquitectos de la identidad actual de Asturias. Decir esto no tiene mucho mérito: a esa conclusión llegará cualquiera que conozca someramente nuestra historia contemporánea", para añadir que "hoy, como en el siglo XIX, el desarrollo industrial resulta imprescindible para el futuro del Principado. La alternativa es el parque temático. Lo digo a brocha gorda y algo provocador para que no nos llamemos a engaño: sin latido industrial, y aquí entran desde la minería hasta las ingenierías de vanguardia, nuestra potencia económica quedará debilitada".

 


(...) "La Asturias que hoy entendemos como tal es una construcción reciente. Medida en tiempos históricos, una realidad primeriza, de antes de ayer. El paisaje de castilletes de las explotaciones de hulla de la cuenca central y el gótico de la siderurgia –pináculos que saludan con penachos de fuego y humo— son las postales de la economía del siglo pasado. Antes del XIX, y sin necesidad de recurrir a los quejosos relatos de los viajeros que sufrieron nuestros caminos, Asturias era una provincia agraria sometida a hambrunas, escasa de capitales, mal comunicada y mayormente pobre.

Ocurre que hoy homenajeamos precisamente, como dije, a dos de los grandes constructores de esa identidad industrial. A Jerónimo Ibrán y Luis Adaro hay que incluirlos en el catálogo de honor que suma a Pedro Duro, José Tartiere Lenegre (otro ingeniero, por cierto), Numa Guilhou, Policarpo Herrero, el general Elorza y otros nombres que blasonan la expansión fabril de esta comunidad, como Guillermo Schulz."

 

A todos, dijo, "les debemos mucho porque sin su empuje la historia de Asturias sería mucho más menguada. El despegue económico de esta región ni fue fácil ni vino regalado por la naturaleza. No bastó con la existencia de recursos minerales, del carbón de piedra del que se hablaba entonces. Ni siquiera fue posible que la región se enganchase a las primeras etapas de la revolución industrial. El salto no se produjo hasta mediados del XIX, fruto de la concurrencia de proteccionismo arancelario, la afluencia de capitales vascos y extranjeros interesados en la explotación minera, la instalación de las primeras siderúrgicas y la mejora de las comunicaciones con la construcción de infraestructuras como el ferrocarril de Langreo. Detrás de esta combinación de causas hubo ambiciones de riqueza, intereses personales, decisiones políticas y, lo que toca resaltar hoy en este homenaje, conocimiento, talento e iniciativa para promover el desarrollo económico. Eso fue lo que aportaron Luis Adaro y Jerónimo Ibrán".

 

En Asturias y en España "tenemos que esforzarnos en preservar y mejorar el legado industrial. De la crisis reciente deberíamos sacar muchas lecciones. Para no alejarme por rumbos extraños a este acto, destaco una: un modelo económico poco enraizado, sin anclaje industrial, es volátil, endeble. Una recuperación que volviese a sustentarse en la demanda turística y en el auge inmobiliario tendría, una vez más, los pies de barro. Pensemos en esto cuando leamos que pese al aumento del empleo y al crecimiento del Producto Interior Bruto el déficit de la Seguridad Social continúa ensanchándose. También en esto se nota la flojera industrial: ni el valor añadido ni el nivel salarial de otras actividades es equiparable. España necesita urgentemente una política industrial sólida y sostenida que favorezca un cambio de modelo económico que nos libre de estar sometidos a los vaivenes turísticos y al bombeo inmobiliario".

 

En cuanto al presente, "hoy, en Asturias la industria da empleo a unos 57.000 trabajadores y aporta aproximadamente el 19.6% del Valor Añadido Bruto, por encima de la media nacional. Las inversiones previstas en la siderurgia, el desarrollo de producciones metalmecánicas y la construcción naval suman, entre otros factores, un horizonte optimista. Por desgracia, seguimos sin resolver el problema de la tarifa eléctrica, sufrimos una agresiva política contra la minería del carbón y comunicaciones vertebrales como la variante de Pajares pagan la falta de inversiones de un Gobierno que ha dilapidado el valor de su palabra con esta obra".

 

"Mi pregunta, la que les dirijo a ustedes es qué podemos hacer para fortalecer ese corazón industrial. Me dirán que hay que impulsar el trinomio de investigación más desarrollo e innovación, mejorar la formación, favorecer la internacionalización empresarial, etcétera. Todo eso, se lo aseguro, lo intentamos. Contamos con estrategia industrial, instrumentos de promoción económica, una universidad prestigiosa con una buena oferta técnica, sindicatos maduros, infraestructuras muy mejoradas, mano de obra cualificada. Y, quiero añadir, les tenemos a ustedes. Porque hoy, como cuando Jerónimo Ibrán y Luis Adaro peleaban por sus proyectos, el saber experto es imprescindible. El conocimiento y el talento no admiten sucedáneos. Ellos dedicaron el suyo a promover un desarrollo industrial que acabó labrando la identidad de Asturias durante más de un siglo. Hoy necesitamos que ustedes nos ayuden a mejorar ese legado".

 

 

Dejar un comentario

captcha