Por UCM
Un estudio coordinado por los profesores Mª José Recio y José R. Regueiro del departamento de Microbiología I de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y por la Dra. Juana Gil del Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Gregorio Marañón ha hallado un nuevo trastorno del sistema inmunitario que se caracteriza por carecer del tipo mayoritario de linfocitos T (tipo de célula inmunitaria responsable de coordinar la respuesta inmunitaria) y requerir trasplante precoz de médula ósea, en el primer año de vida, para su curación. “Esta inmunodeficiencia se debe a una mutación, no descrita anteriormente, en el gen que codifica la proteína CD3δ, que forma parte del receptor de antígeno del linfocito T (ver Figura) con el que estos linfocitos identifican a los patógenos para poder eliminarlos” explica José Ramón Regueiro, catedrático de Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del estudio.
La nueva inmunodeficiencia ha sido detectada en dos bebés, de familias ecuatorianas diferentes, que presentaron infecciones respiratorias, diarrea, retraso en el crecimiento y leve linfopenia (carencia de linfocitos).
Descubrimiento insólito
El hallazgo demuestra que la mutación reduce pero no elimina la proteína CD3δ. Como consecuencia, se bloquea selectivamente el desarrollo de los linfocitos T mayoritarios (Tαβ), pero no de los minoritarios (Tγδ). Por otro lado, los linfocitos B (que sintetizan anticuerpos con ayuda de los T) y los NK (que eliminan células infectadas por virus) no se encuentran afectados.
Según los expertos, este hallazgo, aparte de novedoso, es sorprendente ya que hasta ahora se sabía que la falta total de la proteína CD3δ daba lugar a una inmunodeficiencia muy grave, con ausencia total de linfocitos T, tanto Tαβ como Tγδ. Sin embargo, entre los casi 20 pacientes con defectos totales o parciales en cualquiera de las otras proteínas CD3 de los receptores de antígeno de los linfocitos T, no se había descrito ninguna inmunodeficiencia que afectara únicamente a los linfocitos Tαβ.
No obstante, a pesar de estar presentes en estos pacientes, los linfocitos Tγδ tenían un grave defecto de expresión y función de su receptor de antígeno, y no parecían cooperar con los linfocitos B para producir anticuerpos, lo que puede explicar la susceptibilidad de los dos bebés a infecciones y la necesidad de un trasplante precoz, ya que se cree que los linfocitos Tγδ, abundantes en mucosa, protegen en las primeras fases de las infecciones que llegan por vía respiratoria y digestiva. Por lo tanto, la nueva inmunodeficiencia indica que los linfocitos Tγδ tienen un papel protector fundamental en los primeros años de vida, algo que hasta ahora no se había podido determinar en seres humanos.
Avance en el diagnóstico y tratamiento de inmunodeficiencias
El trabajo destaca la importancia que tiene estudiar ambos tipos de linfocitos T en las inmunodeficiencias graves con linfopenia leve o incluso sin ella, algo que puede confundir el diagnóstico y retrasar innecesariamente el trasplante. Además, se describe un ensayo para la detección rápida de la mutación que permitió diagnosticar el segundo caso en menos de una semana. El nuevo ensayo tiene aplicación también en el diagnóstico prenatal y el consejo genético a los familiares. Puede además ser útil para la salud pública en la región de Ecuador de donde provienen ambas familias, ya que, a pesar de no tener relación cercana, comparten la misma mutación y un origen genético común. Por ello, los autores también difundirán los hallazgos entre los pediatras locales. Aunque se trata de una inmunodeficiencia muy rara, una vez determinado el defecto primario, los futuros pacientes podrán beneficiarse de la terapia génica.
Por lo tanto, el hallazgo mejorará el diagnóstico y el tratamiento de otros enfermos con inmunodeficiencias congénitas graves (bebés de pocos meses) y ayudará a los especialistas que los atienden (generalmente en Servicios de Inmunología, Pediatría y Hematología).
Figura. Los linfocitos Tαβ (mayoritarios) y γδ (minoritarios) reconocen antígenos mediante su respectivo TCR/CD3 (receptor de antígeno), que los activa desde la membrana. La cadena CD3δ (en rojo) forma parte de ambos. En los pacientes con la nueva mutación no hay apenas linfocitos Tαβ. Los Tγδ, aunque están presentes, no funcionan adecuadamente.