A pesar de las ausencias vacacionales, la factura que llega tras el verano es igual o más alta porque no se aprovecha suficientemente la energía solar y por el funcionamiento del sistema eléctrico
Cada año, la factura que llega tras el verano sigue siendo igual o más alta que el resto del año. Greenpeace ha analizado cuáles son los motivos de esta subida y cómo evitarla.La organización destaca como una política energética que prefiere las energías obsoletas y contaminantes tiene un impacto directo en las facturas de los hogares impidiendo que se beneficien de las ventajas ambientales y económicas de las dos mayores oportunidades energéticas de España: las renovables y el ahorro de energía.
“Es normal que nos preguntemos cómo es posible que tengamos una factura tan alta si hemos estado fuera. Es algo que se escapa a toda lógica y que podría tener solución con voluntad política si el nuevo Gobierno deja de torpedear el ahorro energético y las renovables para salvaguardar el interés de las eléctricas”, ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.
Las claves para entender la subida de la luz en verano son:
- Precio de la electricidad variable según la fuentes de energía
En España el precio de la electricidad varía en función de qué tecnologías abastecen a cada hora de cada día del año. Se fija a través de un mercado mayorista que cada hora marca el precio con un mecanismo marginalista. Es decir, primero se compra todo el stock de la fuente de energía más barata disponible. De ahí se pasa a comprar las más caras hasta llegar a cubrir toda la necesidad de electricidad prevista. El precio final será determinado por la fuente más cara.
- Las primeras fuentes de energía en acceder al mercado son las renovables
Al empezar la compra de energía por la más barata, las primeras fuentes de energía en acceder al mercado son las renovables (que ofrecen su producción a coste casi cero ya que el viento y el sol son gratis y los costes de mantenimiento y operación son bajos) y la energía nuclear (que externaliza la mayoría de sus costes ambientales, como la gestión de los residuos nucleares o la responsabilidad limitada en caso de accidente).
Si hace falta más electricidad para satisfacer toda la demanda, entran en funcionamiento centrales con costes (y emisiones contaminantes y de CO2) mucho mayores como las de carbón o de gas. Al final, todas ellas recibirán por la electricidad vendida al mercado mayorista el mismo precio: el de la última tecnología en entrar, es decir, la más cara.
- Menos renovables, mayor precio mayorista
Por lo tanto, cuantas menos energías renovables entren en el mercado, por lo general, mayor será el precio mayorista de la electricidad ya que aumentará la probabilidad de que haga falta utilizar centrales más caras y contaminantes como el carbón y el gas para cubrir las necesidades de electricidad en cada momento.
- Aumento del consumo y menos viento y agua
Prácticamente todos los años alrededor de los meses de enero, junio y julio ocurren dos cosas: un aumento de la demanda de electricidad a causa del repunte del frío o del calor (calefacción y aires acondicionados).
Además en verano, normalmente, también hay menos viento y menos disponibilidad de agua en los pantanos. Estos dos factores hacen que sea necesario comprar más energía de fuentes caras y sucias para poder cubrir toda la demanda.
En este sentido cabe destacar cómo medidas de ahorro y eficiencia energéticas, especialmente en los momentos de máxima demanda, pueden contribuir a hacer innecesario acudir a las fuentes más caras reduciendo tanto las emisiones como el precio mayorista de la electricidad. De este modo, aunque la estructura de la factura eléctrica no deje ver claramente el impacto positivo del ahorro en los costes para el consumidor, sí existen ventajas económicas y ecológicas.
- Factura insensible al ahorro de energía
Aunque se reduzca a cero el consumo de electricidad, el consumidor tendrá que seguir pagando una parte de la factura eléctrica fija que es proporcional a la potencia contratada. Este término fijo ha crecido desmesuradamente en los últimos años a causa de la presión de las empresas eléctricas, que no quieren ver mermados sus beneficios incluso cuando la crisis o las medidas de eficiencia han bajado considerablemente la demanda de electricidad. Esto hace que la bajada de consumo del verano en el hogar casi no se vea reflejada en la factura.
- Poca energía solar instalada
En España, uno de los países con más sol, hay muy poca energía solar instalada (4,8 GW): tan solo una cuarta parte que en Italia (18 GW) y solo una décima parte de lo que tienen en Alemania (40 GW). Además, desde la última legislatura del Partido Popular, casi no se instala nueva capacidad de energía solar en España.
“Al no tener cómo sacarle partido a la cantidad escandalosa de energía solar que nos regala el verano, no tenemos más remedio que acudir a centrales térmicas que queman carbón y gas y que, de paso, nos hacen subir la factura y empeoran nuestra calidad del aire” (1), añade Pizzinato. "Mientras en el resto del mundo las renovables crecen sin parar, en España se ha implantado una moratoria a las renovables y se ha creado el impuesto al Sol y eso tiene efecto en tu factura".
Greenpeace ha analizado el impacto sobre la recuperación económica y en concreto sobre la factura energética de los hogares de una alta aportación de energías renovables (95% de la producción) para 2030. El informe La recuperación económica con renovables
ha demostrado como las renovables son la fórmula de un futuro sostenible, tanto para el medio ambiente como para la economía y los ciudadanos. Por ello considera que si el próximo Gobierno quiere crear crecimiento, empleo y facilitar la vida de los ciudadanos, debe renunciar a su apuesta por las prospecciones de petróleo y el fracking y devolver el liderazgo en el desarrollo de las energías limpias y el ahorro de energía.
La población más vulnerable estaría entre los más beneficiados por un modelo eléctrico basado en renovables, pues supondría un ahorro medio de un 34% en la factura energética de los hogares frente al año 2012. Solo en la factura de la luz el consumidor pagaría un 25% menos. Además, un sistema eléctrico basado en renovables al 95% ya en 2030 reduciría las emisiones de CO2 del sector en un 75% con respecto a 2012.
Asimismo, Greenpeace recomienda a cada consumidor que compruebe si la potencia contratada es la adecuada. Puede encontrar indicaciones de cómo bajar la potencia
que tiene contratada en la web bajatelapotencia.org
reduciendo de forma muy efectiva su factura y contribuyendo a que el sistema eléctrico sea algo más racional y eficiente en su dimensionado.