Si el público en general escucha su nombre, tal vez no le diga mucho a la mayoría, pero dentro de la Iglesia Católica y siendo mujer fue un personaje muy importante y que cambió a buen seguro gran parte de su historia.
Los que la conocieron hablaban de ella como una Santa en vida y gran defensora de la mujer.
Su nacimiento coincidiendo con el inicio de la guerra civil, tal vez hizo ese carácter en ella de luchadora.
En 1960 junto con Francisco Arguello dieron comienzo al Camino Neocatecumenal en el barrio de Palomeras.
Nació en Ólvega (Soria) en 1936 aunque de muy pequeña se trasladó con su familia a Tudela (Navarra) donde pasó la mayor parte de su infancia y juventud.
Hoy , Carmen Hernández, ha fallecido en Madrid a los 80 años. Carmen Hernández formaba parte con Kiko Argüello y el presbítero Mario Pezzi el equipo internacional responsable de esta realidad eclesial. Su estado había empeorado en el último año y medio sin que se le diagnosticara ninguna enfermedad.
La última vez que se la pudo ver en público fue el pasado 18 de marzo en la audiencia que el Papa Francisco concedió a las familias misioneras.
El Papa Francisco habló con ella personalmente por teléfono el pasado 1 de julio durante una audiencia privada concedida a Kiko Argüello y el Padre Mario Pezzi para animarla en sus últimos días.
Carmen Hernández estudió Química en Madrid y tras licenciarse, decidió dedicarse a contribuir a la misión de la Iglesia católica y se retiró al Instituto de Misioneras de Cristo Jesús. Tras una estancia en dicha institución, obtuvo la licenciatura en Teología. Carmen Hernández inició junto a Kiko Argüello el Camino Neocatecumenal con un millón y medio de seguidores, presencia en más de 125 países y más de 30.000 comunidades.
En 2015, la Catholic University of America (CUA) confirió a Carmen Hérnández el doctorado Honoris Causa en Teología. La distinción subraya entonces su "contribución fundamental a la formación de la síntesis teológico-catequética del Camino: sin su conocimiento existencial y profundo de la Escritura, de la renovación del Concilio Vaticano II y de la historia de la Iglesia, no se habría podido crear este itinerario de iniciación cristiana".