Los investigadores Daniel García, de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad de la Universidad de Oviedo, y Marcos Miñarro, del Área de Cultivos Hortofrutícolas y Forestales del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), estudian el papel que desempeñan insectos y aves en el cultivo del manzano de sidra.
Están desarrollando el trabajo en 25 fincas de manzano de sidra distribuidas a lo largo de 800 kilómetros cuadrados en la zona central de Asturias, más concretamente, en los concejos de Gijón, Villaviciosa, Siero, Noreña y Sariego, según ha informado la Universidad de Oviedo a través de una nota de prensa.
Los científicos estudian la abundancia y variedad de especies: insectos que visitan las flores, insectos que combaten las plagas del manzano y aves que se alimentan de insectos, y analizan además sus funciones de polinización y control biológico de plagas.
Miñarro y García han explicado que los insectos polinizadores son "imprescindibles" para que el manzano cuaje sus frutos. Los primeros resultados del estudio, que necesita ser ampliado, sugieren que, en las condiciones habituales de las fincas, hay una notable proporción de flores que no llegan a recibir polen suficiente por lo que la importancia de los insectos para mejorar las cosechas es muy alta.
"Aunque la abeja doméstica, Apis mellifera, es el polinizador más habitual, hemos encontrado más de 40 especies silvestres que visitan las flores, en su mayoría, abejas y sírfidos", han explicado. Estos polinizadores pueden llegar a ser mayoritarios en algunas pumaradas con lo que compensarían la falta de abejas de la miel.
Hasta la fecha, el trabajo conjunto de la Universidad de Oviedo y el Serida ha identificado 23 especies de aves diferentes, de hábitos arborícolas y dieta eminentemente insectívora, que visitan las pumaradas durante el periodo de maduración de la manzana. Es precisamente en esa época cuando los frutales están más expuestos al ataque de su principal plaga: la carpocapsa u oruga del manzano, Cydia pomonella.
El estudio, que recurre a señuelos artificiales de orugas para observar el trabajo de las aves, apunta hacia una mayor acción de los pájaros en aquellas fincas donde la abundancia de plagas es mayor. Además, estas mismas fincas serían las que albergan más aves y de más especies diferentes. La abundancia y variedad de aves parecen mayores en las fincas inmersas en paisajes con valores intermedios de hábitats naturales.
Los investigadores destacan, además del papel protector de aves e insectos, la importancia de otros factores como el fomento de las técnicas tradicionales de cultivo y la gestión del hábitat circundante a las fincas.
El estudio, en curso durante al menos los próximos dos años, se integra en un marco de varios proyectos, financiados por los programas Retos de la Sociedad, del Ministerio de Economía y Competitividad; RTA, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA); y Biodiversa, de la Unión Europea. La perspectiva internacional permitirá a su vez comparar el papel de los polinizadores del manzano en Europa, desde España hasta Suecia, o el de las aves en la lucha contra las plagas en cultivos leñosos como las pumaradas de sidra asturianas o los olivares andaluces.