Esta frase es de Joan-Ramon Laporte, catedrático en farmacología. En multitud de artículos se compara la situación económica con la de un enfermo: El enfermo emite síntomas en forma de datos macroeconómicos y el doctor (Banco Central y Gobierno), le suministra la dosis pertinente para equilibrar el organismo.
Hyman Minsk fue un economista Keynesiano que se centró en investigar la robustez y a la vez la fragilidad financiera intrínseca de la economía. Analizó los elementos para entender los ciclos económicos y los mecanismos de creación de las crisis financieras y de las burbujas.
Las burbujas financieras son un fenómeno ampliamente conocido. Se producen en los mercados por una subida anormal y prolongada del precio de un activo, de forma que el mismo se aleja cada vez más del valor real o intrínseco. Según Minsk, las causas por la que se producen las burbujas son múltiples y no siempre debidas únicamente a la especulación. En todo caso, es fundamental la intervención de Gobiernos y Bancos Centrales para mitigar sus efectos.
El estallido de la última burbuja conocida, la del 2007 con el crack derivado de la crisis subprime, fue contrarrestada inicialmente en Estados Unidos por una agresiva política expansiva, adoptada posteriormente en Europa, que nos llevó a la irracionalidad de cotizar el bono alemán a 10 años a niveles prácticamente del 0%.
Hoy, los principales países desarrollados tienen unos tipos de interés históricamente muy bajos. La sensación mayoritaria, al ver los precios de la deuda, es de que “algo no encaja” a pesar de que es discutible consensuar el valor real o de equilibrio de la deuda soberana. Algunos ya afirman que estamos viviendo una burbuja en la deuda.
El exceso de dosis suministrado a raíz del crack del 2007 ha generado la creación de la primera burbuja provocada por aquellos agentes que tiene por misión evitarlas. Desconozco si Minsk podía imaginar un escenario parecido, pero es difícil ver una salida a esta sobredosis expansiva. Quizá, lo que subyace en el comportamiento de las cotizaciones de estos últimos 12 meses son las dudas a la curación de esta sobredosis… o quizá no.
Incertidumbres y temores que acompañan al agente financiero en su trabajo. Nos parece que cada situación es única y que el mercado se vuelve más complicado y impredecible, pero realmente no es así. En cada momento hemos manejado incertidumbres, seguramente superiores a las actuales. Y si en algún momento ha parecido que había un consenso generalizado, luego ha funcionado la teoría de la opinión contraria. Muchas veces, el mercado se encabezona en hacer lo contrario de lo que opinamos los que nos dedicamos a ello. Solo basta comparar las previsiones de cada año del consenso de mercado con los resultados reales.
El auge de los “robo advisors” deberían evitar ese ruido que perturba nuestras mentes humanas, pero realmente tampoco son infalibles y posiblemente nuestros clientes preferirán discutir una estrategia errada tomando un café con su agente finanicero en lugar de culpar un software en la nube.
Y esto es lo que podemos aportar. Más que conocimientos, aportamos acompañamiento psicológico. No tengo ni idea de que pasará con la deuda, con el Brexit o la Fed, pero a pesar de ello puedo ayudar a mis clientes. Para ello solo es necesario dos cosas:
- Sentido común para elegir los activos: Buscamos valoraciones atractivas (Bolsa Europea), evitamos burbujas (Deuda), incorporamos inversiones alternativas (Inmuebles, Materias Primas), intentamos anticiparnos a posibles tendencias futuras (salud, robótica, turismo..) y diversificamos en su justa medida.
- “Metriopatía” a los clientes: Según Aristóteles, la metriopatía es “el equilibrio entre emociones extremas o punto medio”. Con ella se consigue sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o las aflicciones. Es la base de las personalidades maduras y de la paciencia, definida como la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algo bien.
Explote o no la burbuja de la deuda, suba o no suba tipos la Fed, si las volatilidades de las cartera no superan las emociones extremas de nuestros clientes, éstos tendrán la suficiente paciencia para superar contratiempos y serán compañeros de viaje en la consecución de las rentabilidades esperadas, a pesar de que en algún momento tendremos que tomar más de un café con ellos.