En el marco de la apertura del 66º período de sesiones de la Asamblea General de ONU, el secretario general Ban Ki-moon resaltó que los líderes del mundo deben ayudar a los países a encontrar la paz y prosperidad. El camino es el desarrollo sostenible, la prevención, seguridad y apoyo a las minorías. Expresó que Israel quiere seguridad y Palestina un Estado, por lo que trabajará “incansablemente para lograr la paz para ambos”.
Ban Ki-Moon presentó la Memoria Anual sobre la actuación de la organización. Sostuvo que el camino a seguir debe garantizarle oportunidades a las próximas generaciones y plasmar así el futuro de los países.
Señaló que el primero de estos elementos, es el desarrollo sostenible y aseguró que el imperativo del siglo XXI debe ser salvar al planeta y promover el crecimiento económico. Para ello es necesario conectar el cuidado del medio ambiente con el desarrollo de las economías. En ese marco, expresó que la "Conferencia Río +20" deberá culminar con éxito proyectos para el cambio climático e hizo un llamamiento para alcanzar un acuerdo vinculante para el cambio climático, con metas ambiciosas a nivel mundial.
Agregó que la energía es esencial para el modo de vida, por lo que se puso en marcha una iniciativa pionera llamada “Energía sostenible para todos”. En tal sentido, instó a los países a invertir en el potencial humano, en la tecnología limpia y en la salud. Agregó que el desarrollo no será sostenible a menos que sea equitativo. “Debemos intensificar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos del Milenio y superarlos.
En segundo lugar, se debe tender a la prevención en todas sus áreas, pero en particular en la prevención para la paz. Naciones Unidas destinó un presupuesto de ocho mil millones de dólares para acciones de prevención de paz, entre las que se encuentran misiones de mediación política. Proteger es la consigna para evitar daños por consecuencias de conflictos. También para la prevención de desastres que dejan a los países vulnerables. Para ello, resaltó la importancia de comprometer los recursos necesarios para que la prevención deje de ser un concepto abstracto y se convierta en real.
En tercer lugar, apostó a la construcción de un mundo más seguro, lo cual es la principal máxima que rige a este organismo. En ese sentido, Ki-moon reflexionó que en lo que va de 2011 hubo duras pruebas, en Afganistán y en Irak, países en los que continuarán las misiones y que requieren del pleno apoyo de la comunidad internacional.
En cuarto término, manifestó que se pueden lograr avances en todas las esferas si se trabaja con el foco en dos grupos: las mujeres y los jóvenes. Las primeras, por su capacidad de ser dirigentes natas, al contar con una tradición de crianza y educación de los hijos y las familias que impulsan la economía. Por ello, es imprescindibles que participen en los gobiernos y destacó que este año es la primera vez que una mujer abre el debate general. En cuanto a los jóvenes, resaltó que son más que el futuro, son también el presente y desde ya deben contar con oportunidades de empleo digno y seguro.
“Precisamos solidaridad”, subrayó Ki-moon en referencia a lo que deben brindar los gobiernos para consolidar acciones tendientes a asegurar la paz y la prosperidad de los pueblos. Asimismo, agregó que “el poder trae aparejada la responsabilidad”, por lo que los estados mayores deben apoyar siempre a sus hermanos menores