La Universidad de Oviedo tomó 250 muestras en 112 hectáreas para realizar este informe por encargo de la Consejería de Infraestructuras
Gijón.-Un estudio de la Universidad de Oviedo, realizado por encargo del Gobierno del Principado, sobre el contenido en metales de los suelos de las parroquias gijonesas de Jove y Lloreda ha concluido que el riesgo potencial para la salud humana se encuentra “por debajo del límite admisible”. Éstos son los datos facilitados hoy por la consejera de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Belén Fernández, a la alcaldesa Carmen Moriyón, con quien mantuvo una reunión esta mañana; datos de los que posteriormente se informó a los representantes de las asociaciones Bareza-Lloreda y Santa Cruz de Jove. Este informe se realizó tras haberse detectado anomalías en algunas fincas, principalmente en la zona de Lloreda, en unas muestras realizadas por la consejería en catorce parcelas situadas en Lloreda, Veriña y San Andrés
Según un estudio inicial de la Universidad, que no consideraba necesario implantar medidas preventivas o correctoras, el origen más probable de estas leves anomalías era la acumulación de metales procedentes de las emisiones históricas de la industria y el tráfico.
En este segundo examen realizado por encargo de la consejería, con un coste de 35.876 euros, se tomaron 250 muestras para determinar la presencia de cerca de una veintena de metales en una superficie total de 112 hectáreas de las parroquias de Lloreda y Jove. El análisis agronómico del suelo concluye, en ambos casos, que los terrenos estudiados “no se encuentran afectados en absoluto desde el punto de vista edafológico” y tienen unos niveles de materia orgánica, nutrientes, textura, etc. “completamente normales”.
En el caso de Jove, el Grupo de Tecnología, Biotecnología y Geoquímica Ambiental de la Universidad señala que solamente existen anomalías reseñables en los contenidos de plomo de una forma muy irregular, lo que descarta que se deba a la contaminación difusa. Añade, además, que “si se considera la fracción biodisponible, capaz de interactuar con organismos vivos (vegetales, por ejemplo), la evaluación determina que el riesgo potencial para la salud humana en la zona de estudio se encuentra por debajo del límite admisible”.
En lo que respecta a Lloreda, considera que existe una leve afección de los suelos con niveles anómalos de metales, especialmente en la zona más alta del área estudiada, probablemente derivada de la deposición atmosférica de contaminantes procedentes de fuentes difusas durante un largo período. El informe añade que, si se considera la fracción biodisponible, el riesgo potencial de estos contaminantes para la salud humana en la zona de estudio se encuentra también “por debajo del límite admisible”.