Por primera vez en la historia de la ONU, una voz femenina inició hoy el segmento de alto nivel de la Asamblea General. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, continuó la tradición iniciada en 1947, cuando su país fue el primer orador del debate general. “Es la voz de la democracia y de la igualdad presente en esta tribuna que tiene el compromiso de ser la más representativa del mundo. Comparto esta emoción con más de la mitad de los habitantes del planeta. Estoy convencida que ésta será el siglo de las mujeres”, dijo la líder brasileña.

En su discurso Rousseff abordó la grave crisis financiera mundial, la reforma de la ONU, el cambio climático y el desarrollo sostenible, entre otros temas.

“Hoy, más que nunca, el destino del mundo está en las manos de todos sus líderes, sin excepción. Hoy es menos importante decir quién causó los problemas, lo que importa es hallar soluciones colectivas y verdaderas. O nos unimos todos y salimos juntos, vencedores, o todos seremos derrotados”, subrayó.

Advirtió que la crisis financiera actual es demasiado grave para ser administrada por unos pocos países y señaló que si todos los Estados sufren sus consecuencias, todos deben ser parte de la solución.

Rousseff expresó su apoyo a la vinculación de la ONU en la prevención de conflictos, pero advirtió que hoy se sufren dolorosas consecuencias de intervenciones que lejos de solucionarlos, los agravan.

“Mucho se habla sobre la responsabilidad de proteger, pero escuchamos poco sobre la responsabilidad al proteger”, dijo la mandataria.

Afirmó que para que no surja el terrorismo donde no existe, y para que no comiencen nuevos ciclos de violencia y se multipliquen las víctimas civiles en los conflictos, son esenciales las actuaciones del Consejo de Seguridad, que será más acertada en tanto sean más legítimas.

En ese sentido, la presidente brasileña sostuvo que la legitimidad de ese órgano depende cada día más de su reforma