Para su primer concierto ofrecido en el Teatro Jovellanos, la Orquesta Filarmónica de Asturias presenta un programa integrado por tres obras maestras muy representativas del estilo compositivo de sus respectivos
autores.
Son tres piezas compuestas en un lapso de apenas 24 años, por compositores nacidos en puntos muy diversos de la geografía europea (Alemania, Noruega e Inglaterra), que nos permiten ser testigos de la
evolución del Romanticismo musical en el último cuarto de siglo XIX, comenzando con dos de sus más conocidos exponentes, Johannes Brahms (1833-1897) y Edvard Grieg (1843-1907), y finalizando con una de las
manifestaciones románticas más tardías de la mano de Edward Elgar (1857-1934).
La _Obertura para un festival académico_, _Op. 80_ (1880) fue compuesta
con motivo del nombramiento de Brahms como Doctor _Honoris Causa_ de la
Universidad de Filosofía de Breslau. Es una de sus piezas más
brillantes y joviales, una especie de fantasía en la que utiliza
diversas canciones estudiantiles muy conocidas en su época y que
finaliza, de forma solemne, con una cita del himno universitario
_Gaudeamus igitur_.
La música incidental de _Peer Gynt_ (1875), escrita por Grieg para el
drama homónimo de Henrik Ibsen, contiene algunas de las páginas
orquestales más célebres de la historia de la música. Escrita para
acompañar la escena con una evidente intención descriptiva, de sus 23
movimientos actualmente se suelen interpretar las dos suites que el
propio compositor extrajo de la obra completa, que incluyen momentos tan
dispares como la evocación del amanecer, la muerte de la madre del
héroe, la sensual danza de la bella Anitra, el regreso en barco de Peer
Gynt en medio de una terrible tormenta o su visita al rey de los
_trolls_, episodio trazado a partir de un irrefrenable crescendo
dinámico y agógico que finaliza en un absoluto paroxismo orquestal.
Las _Variaciones sobre un tema original, "Enigma", Op. 36_ (1899) fue la
obra que estableció la reputación de Elgar como compositor, un
verdadero prodigio de originalidad, inventiva, orfebrería orquestal,
humor, ternura y emoción musical. El título hace referencia a los dos
enigmas que encierra la obra: el primero es el de su tema musical
oculto, una conocida melodía que nunca se toca a lo largo de la obra y
sobre la que Elgar dejó algunas pistas, pero que a día de hoy sigue
sin resolverse; el segundo enigma de la pieza está relacionado con los
dedicatarios de cada una de sus 14 variaciones, personas a las que se
hace referencia únicamente por medio de unas iniciales o de un
pseudónimo. La obra tuvo una génesis bastante casual, un día que una
de las melodías tocadas al piano por Elgar llamó la atención de su
esposa; para entretenerla, el compositor siguió improvisando diferentes
variaciones, que finalmente fueron ampliadas y orquestadas. A partir de
un tema en la tonalidad de Sol menor de tan solo 6 compases, completado
con un segundo elemento temático en Sol Mayor de 4 compases, Elgar
construye un imponente edificio sinfónico en el que están retratados
su esposa, algunos de sus mejores amigos (incluido el perro de uno de
ellos, en un anecdótico episodio sucedido junto a un río) y el propio
compositor.