UNED/DICYT El síndrome de Williams es un trastorno del neurodesarrollo de origen genético que implica, entre otras cosas, discapacidad intelectual. Una parte de la comunidad científica considera que, mientras algunas áreas de su funcionamiento cognitivo están dañadas, otras se encuentran preservadas. Entre las áreas privilegiadas estarían aquellas asociadas a la música, lo que ha contribuido a extender la idea de que las personas con el síndrome de Williams tienen una predisposición genética en este sentido o, dicho de otro modo, poseen un talento innato para la música. No obstante, estudios posteriores han demostrado que tales habilidades no están intactas, concluyendo que su funcionamiento está afectado por el déficit cognitivo que estas personas presentan.
Por todo ello, el síndrome de Williams ha sido un caso de estudio recurrente que ha servido para encarnar dos visiones casi opuestas del desarrollo cognitivo: la primera es defendida en posturas innatistas y considera que, desde el inicio, el cerebro está especificado en módulos de funcionamiento independiente que pueden alterarse o preservarse de forma selectiva; por otro lado, el enfoque neuroconstructivista adopta una visión sistémica o de conjunto, donde distintos factores interactúan a lo largo de todo el desarrollo para dar cuenta del funcionamiento cognitivo de las personas.
Ahora, un estudio llevado a cabo en la UNED en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid arroja nuevas evidencias en esta última dirección al observar que las personas con síndrome de Williams desarrollan sus habilidades musicales de manera diferente al resto. En la mayoría de la población esta capacidad tiende a ir aumentando a la par que los distintos marcadores de desarrollo cognitivo, pero no sucede así en quienes presentan el síndrome, tal y como señalan los resultados publicados en la revista Research in Developmental Disabilities. A pesar de las evidencias que ya apuntaban a que las habilidades musicales de las personas con síndrome de Williams no están preservadas, es la primera vez que se pone la lupa en el desarrollo: “el síndrome de Williams es un trastorno del desarrollo y, como tal, es en el desarrollo donde tenemos que poner el foco de estudio, aunque a veces se olvide o resulte difícil hacerlo” comenta Pastora Martínez, profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UNED, quien ha dirigido la investigación.
En el estudio participaron 74 niños y niñas (20 de ellos con el síndrome de Williams) que realizaron diversas pruebas; las primeras estaban relacionadas con mecanismos de cognición generales, y posteriormente se llevaron a cabo actividades específicas para evaluar la pericia musical, como por ejemplo la percepción de disonancias o la discriminación tonal. Los investigadores recurrieron a una metodología novedosa para medir la trayectoria del desarrollo de manera transversal: “Para emplear esta metodología era preciso contar con un grupo suficientemente heterogéneo ya que, en vez de medir a la misma persona en distintos momentos a lo largo del tiempo, empleamos una función estadística para inferir lo que está sucediendo. De esta forma hemos conseguido estudiar la evolución de estas habilidades a lo largo del tiempo y observar su relación con determinadas áreas cognitivas” explica Manuel Rodríguez, coautor del estudio e investigador del mismo Departamento.
Los resultados también revelaron otros marcadores que indican un desarrollo diferente: “Llama la atención obervar que, en el síndrome de Williams, el orden de adquisición de las habilidades musicales parece ser diferente” apunta Pastora. “También es llamativo ver cómo, en un momento dado, se produce una estabilización en algunas áreas musicales, a pesar de que se siga avanzando en el desarrollo cognitivo” concluye Manuel. En la publicación, los autores del estudio destacan el mayor calado científico y social que tradicionalmente han tenido los postulados innatistas a este respecto, a pesar de las evidencias cada vez más numerosas que señalan en otra dirección.