"Que no se use la crisis como excusa para debilitar los derechos de los trabajadores"

"Que no se use la crisis como excusa para debilitar los derechos de los trabajadores"

Por PE

 

Los desequilibrios en el crecimiento económico han resultado en mayores desigualdades en todo el mundo; una tendencia que la crisis financiera no ha hecho más que agravar, como explica el director general de la Organización Internacional del Trabajo, Juan Somavía. La semana pasada, Somavía se reunió en Estrasburgo con la conferencia de presidentes del PE (que agrupa a los líderes de todos los grupos políticos parlamentarios). Pudimos hablar con él poco después.

Señor Somavía, en el informe "Una nueva era para la justicia social" afirma que patrones de crecimiento ineficientes han hecho crecer las desigualdades en el mundo. ¿Podría explicarnos esta idea?


Hoy en día, 61 millones de personas ingresan lo mismo que otros tres millones y medio. En Estados Unidos, el 0,1 por ciento tiene un 12,6  por ciento de los ingresos totales, mientras que en Europa, el diez por ciento ingresa la mitad del total. Esto se debe a un patrón de crecimiento que ha hecho crecer la desigualdad y ha reducido la participación de los sueldos en el producto nacional bruto. Es necesario reajustar esto.


Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta los años 80 y 90, Europa logró combinar un elevado crecimiento y productividad con justicia y buenos salarios. Así que no es imposible. Tenemos que volver a las raíces de los valores europeos y hacer de la ecuanimidad el principal objetivo. Las políticas económicas relativas a consolidación fiscal deben ser socialmente responsables. A la gente le gustaría ver trabajos decentes y buenos empleos. La calidad del trabajo define en muchos sentidos la calidad de una sociedad.


Acaba de hablar de "trabajos decentes". ¿Cómo los definiría?


El trabajo decente se basa en una serie de principios. El primero es el respeto por los estándares internacionales del trabajo. Que no se use la crisis como excusa para debilitar los derechos de los trabajadores. El segundo elemento es el diálogo social. Es más fácil resolver los problemas cuando se reúnen las empresas y  los trabajadores.


El tercer requisito es la protección social. Ocho de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a seguridad social, pero muchos países en desarrollo avanzan en esa dirección, incluyendo a India, China, Brasil, Méjico y Chile. Hay que evitar que la gente caiga en la pobreza, protegiéndolos y capacitándolos. Necesitamos poner la economía real al frente de la economía global. La economía financiera debe estar al servicio de la economía real.


¿Qué impacto ha tenido la crisis financiera en los estándares de trabajo y las políticas sociales?


La crisis financiera se convirtió en crisis económica, y la crisis económica, en crisis social. Y la crisis social supone fundamentalmente la pérdida de puestos de trabajo, el aumento de la pobreza y el crecimiento continuo de la desigualdad. Hoy hay 200 millones de personas en paro, y además hay tendencia a usar la crisis como excusa para recortar los derechos de los trabajadores.


Creo que es muy importante que se mantenga la base de los valores fundacionales de la UE: derechos humanos básicos, derechos laborales y protección del individuo. La economía social de mercado consiste en crear un servicio para el avance, y por tanto en mejorar el bienestar. Esa conexión se ha perdido en el modelo ineficiente de crecimiento, que no ha producido suficientes empleos y encima ha creado demasiadas desigualdades.


Todo esto se puede cambiar, pero es necesaria voluntad política para avanzar. Creo que hoy el interés europeo es conectar con la gente que se ha vuelto distante y fría con respecto a la estructura política.


¿Cómo puede el Parlamento Europeo contribuir a este proceso?


Tengo un enorme respeto por el Parlamento Europeo y el apoyo que ha prestado a áreas muy importantes en todo el mundo, tales como la dimensión social de la globalización, el pacto global por el empleo y las leyes sobre protección social. Lo que el mundo necesita hoy en día son sociedades fuertes centradas en parlamentos y sociedades civiles.


En muchos sistemas políticos se percibe la crisis como una cuestión de perder o ganar las próximas elecciones. En lugar de eso, los países deben unirse y acordar la mejor forma de avanzar. La capacidad de centrarse en el interés colectivo reside en el Parlamento Europeo, que tiene un importante y complicado reto por delante. Debe guiar y mostrar liderazgo, y volver a conectar los sistemas políticos con la gente.

 

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