Nueva información sobre la genética de la leucemia linfoblástica aguda

Nueva información sobre la genética de la leucemia linfoblástica aguda

José Pichel Andrés/DICYT Un estudio del Centro de Investigación del Cáncer (CIC, centro de la Universidad de Salamanca y el CSIC) revela nueva información sobre las características genéticas de la leucemia linfoblástica aguda, el tumor infantil más frecuente. Los científicos han estudiado muestras de pacientes de varios hospitales españoles y han analizado alteraciones genéticas que se pueden asociar a buen y mal pronóstico de la enfermedad.

 

“Es una enfermedad bien conocida, con alteraciones genéticas que la subclasifican en diferentes tipos, basados en la existencia de translocaciones, es decir, intercambios de material entre cromosomas”, explica a DiCYT Jesús María Hernández Rivas, hematólogo del Hospital Universitario de Salamanca e investigador del CIC. Sin embargo, “lo que nos interesaba en este estudio era ver si la aparición de alteraciones genéticas asociadas, ya no translocaciones, sino la presencia de grandes pérdidas o ganancias de material genético en la célula tumoral, tenía que ver con la supervivencia”.

 

El trabajo acaba de ser publicado en un artículo de la revista científica PLOS ONE, firmado en primer lugar por la investigadora colombiana Maribel Forero Castro, que realizó su doctorado en Salamanca. Para desarrollarlo, los investigadores del CIC han utilizado una tecnología de análisis genético masivo, los chips o microarrays de ADN, que permiten estudiar miles de genes simultáneamente.

 

En los resultados distinguen a los pacientes infantiles de los adultos. Por ejemplo, buena parte de los niños presenta una translocación denominada t(12;21) y no suelen tener alteraciones genéticas añadidas, lo cual implica un buen pronóstico.

 

Por el contrario, la investigación ha permitido comprobar que ciertas alteraciones genéticas en adultos “que no se ven habitualmente con las técnicas convencionales” pueden conllevar un peor pronóstico. Entre ellas, destaca la pérdida del brazo corto del cromosoma 17, donde se encuentra un gen muy conocido, el p53 o guardián del genoma, el gen que está más frecuentemente alterado en cualquier tipo de tumor. Aunque esta alteración es muy poco frecuente en enfermos con leucemia linfoblástica aguda, cuando aparece, el pronóstico suele ser peor”, comenta. En cualquier caso, esta enfermedad es extremadamente rara en adultos.

 

Generalmente, la mayoría de las alteraciones genéticas en niños se asocian a un buen pronóstico, mientras que un alto porcentaje de los enfermos adultos presentan alteraciones asociadas a mal pronóstico y hasta hace poco no contaban con fármacos específicos. Además, los niños suelen tolerar mejor los tratamientos agresivos, mientras que los enfermos de edad avanzada no pueden recibir un trasplante. Eso explica que las curaciones infantiles lleguen a un 85%, mientras que en los adultos las posibilidades de éxito son mucho menores.

 

“Caos genético”

 

Otra aportación significativa del estudio es que demuestra la existencia de cromotripsis en las leucemias linfoblásticas. “Este fenómeno es poco conocido, es una situación en la cual el genoma de la célula tumoral está totalmente desestructurado, no es que haya pérdidas, ganancias o translocaciones, sino un caos genético”, señala Jesús María Hernández.

 

Los casos de cromotripsis se han observado con mayor frecuencia en tumores sólidos, mientras que en los hematológicos apenas llegan al 1%. No obstante, esta investigación confirma que también puede ocurrir en leucemia linfoblástica aguda, aunque no se ha podido relacionar con ninguna manifestación específica de la enfermedad.

 

FOTO: Leucemia linfoblástica aguda. Imagen: CIC.

Leucemia linfoblástica aguda. Imagen: CIC.

 

 

Referencia bibliográfica 

 

Genome-Wide DNA Copy Number Analysis of Acute Lymphoblastic Leukemia Identifies New Genetic Markers Associated with Clinical Outcome. Maribel Forero-Castro, Cristina Robledo, Rocío Benito, María Abáigar, Ana África Martín, Maryam Arefi, José Luis Fuster, Natalia de las Heras, Juan N. Rodríguez, Jonathan Quintero, Susana Riesco, Lourdes Hermosín, Ignacio de la Fuente, Isabel Recio, Jordi Ribera, Jorge Labrador, José M. Alonso, Carmen Olivier, Magdalena Sierra, Marta Megido, Luis A. Corchete-Sánchez, Juana Ciudad Pizarro, Juan Luis García, José M. Ribera, Jesús M. Hernández-Rivas. PLOS ONE, February 12, 2016. DOI: 10.1371/journal.pone.0148972

 

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