Descubierta la región reguladora del ADN más antigua identificada hasta ahora en in y vertebrados

Descubierta la región reguladora del ADN más antigua identificada hasta ahora en in y vertebrados

Un equipo científico ha descubierto la región reguladora del ADN más antigua identificada hasta ahora, según un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academies of Sciences (PNAS). Se trata de un pequeño fragmento de ADN, con una secuencia no codificadora altamente conservada (CNR), que ha sido identificada en la zona anexa a los genes soxB2, y que está implicada en la regulación génica. El artículo lo firman los expertos Jordi García-Fernández, Ignacio Maeso, Manuel Irimia y Salvatore D’Aniello, del Departamento de Genética de la UB, junto con otros autores de los equipos de José Luis Gómez-Skarmeta (Centro Andaluz de Biología del Desarrollo, CSIC) y de Eric H. Davidson (Instituto Tecnológico de California, Estados Unidos).

 

¿Cómo se pueden expresar los genes de un organismo para originar tipos celulares tan diferentes? Regular la expresión génica es un proceso clave para activar genes de manera específica, y este proceso es el resultado de un delicado equilibrio de la maquinaria genética de la célula. Un primer nivel de control está representado por unas pequeñas secuencias de ADN, próximas a los genes, que actúan como regiones reguladoras de la expresión génica.

 El estudio publicado en PNAS se ha realizado con especies muy alejadas filogenéticamente, en las que se ha identificado esta secuencia reguladora ancestral. En concreto, se ha identificado en vertebrados (la especie humana y el pez cebra) y en invertebrados (cnidarios, equinodermos, cefalocordados y hemicordados). Uno de los pilares básicos del nuevo artículo es el trabajo científico de secuenciación del genoma del anfioxo (Nature, 2008), una primicia científica de renombre internacional, en la que participó el equipo de la UB que dirige Jordi García-Fernández. En concreto, el estudio de las secuencias no codificadoras del anfioxo está aportando datos de referencia para conocer la evolución biológica de los tres grupos de cordados (tunicados, anfioxos y vertebrados), la transición entre invertebrados y vertebrados, y el origen del genoma humano.  

 

Secuencia y función desde hace 1.000 millones de años  

Según explica el catedrático Jordi García-Fernández, «el estudio identifica por primera vez una región reguladora no codificadora, que se ha conservado excepcionalmente en la escala evolutiva desde hace más de 1.000 millones de años, y que mantiene la actividad en el control de la neurogénesis a lo largo la escala evolutiva de los metazoos». La secuencia, en concreto, es un pequeño fragmento de ADN con una estructura espacial que facilita la unión de los factores de transcripción en un orden concreto (o sintagmas), actuando como un regulador cis de la expresión de los genes soxB2, una familia génica que participa en el control del desarrollo del sistema nervioso. Este pequeño fragmento de ADN presenta una homología excepcional y una funcionalidad altamente conservada en genomas de vertebrados e invertebrados. Tal como señala García-Fernández, «un resultado sorprendente del estudio ha sido identificar, en organismos tan divergentes, una secuencia génica altamente conservada desde hace millones de años, y con un patrón de funcionalidad biológica igualmente conservado». Asimismo, añade: «También son espectaculares los resultados encontrados en el modelo de la Drosophila melanogaster. Aunque, hasta ahora, esta región no codificadora no ha sido identificada en su genoma, hemos comprobado que, una vez insertada, es capaz de dirigir la maquinaria de regulación génica en el desarrollo del cerebro y del lóbulo óptico».  

 

Genes: más funciones, más complejidad  

Los resultados del trabajo que publica el PNAS apuntan a un fenómeno cada vez más relevante en la evolución: la coopción de genes. En este sentido, recuperemos de nuevo las palabras de García-Fernández: «La complejidad en los seres vivos no se produjo únicamente por la aparición de nuevos genes. Un gen se puede cooptar, es decir, puede emplearse para una nueva función y, en muchos casos, este fenómeno ha podido dar lugar a innovaciones evolutivas. Antes se pensaba que los organismos más complejos lo eran porque tenían más genes, pero no es así: son complejos porque los mismos genes se han cooptado para adquirir nuevas funciones». Muchas alteraciones genómicas asociadas a enfermedades humanas se ubican en regiones no codificadoras del genoma. Uno de los grandes retos de la genómica comparada será detectar mutaciones en zonas reguladoras que son clave en el control de la expresión génica. Tal como apunta el investigador, «tradicionalmente, la genética se ha fijado en el estudio de las regiones codificadoras, pero cerca del 97 % del genoma no codifica para obtener proteínas». Por ello, concluye: «Como todo indica que la evolución se ha producido sobre todo por cambios en las zonas reguladoras (evolución en cis), el estudio de las regiones del genoma con un papel regulador tendrá cada vez más impacto en el mundo de la genética y la biología moleculares».  

 

FOTO: El catedrático Jordi García-Fernández en el Departamento de Genética de la UB

Dejar un comentario

captcha