Cerca del 90% de las plantas silvestres y el 75% de los cultivos para consumo humano a nivel mundial dependen de la polinización realizada por insectos
Para esta “romántica” campaña el próximo domingo, 14 de febrero, los voluntarios y voluntarias de Greenpeace de 23 ciudades de España saldrán a la calle para alertar de la problemática que afecta a las abejas y para recoger firmas por la protección de estos animales. Para ello repartirán a los transeúntes tallos sin capullos, para simbolizar que sin abejas no habría flores. En la web de Greenpeace www.greenpeace.org/espana/es/Agenda/ se pueden consultar las ciudades y horas en las que se desarrollarán estas actividades. También se puede firmar de manera digital: https://salvalasabejas.greenpeace.es/
“Las personas voluntarias de Greenpeace informarán de la importancia de las abejas, pero también de las amenazas a que se enfrentan y de las soluciones que tenemos que poner en marcha urgentemente para protegerlas”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de la campaña de agricultura de Greenpeace España. “Las firmas que recojan se trasladarán al futuro Gobierno, para que tenga en cuenta a los cientos de miles de personas que quieren que se protejan a las abejas y demás polinizadores”, ha añadido.
Problemática de las abejas
Las abejas y otros insectos polinizadores son vitales para el equilibrio ecológico del planeta. Son fundamentales para la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Cerca del 90% de las plantas silvestres dependen de la polinización animal, muy especialmente de la realizada por insectos, y también el 75% de los principales cultivos para consumo directo humano a nivel mundial. En Europa el 84% de los 264 principales cultivos y cerca de 4.000 variedades vegetales depende también de este tipo de polinización. Un estudio inédito de Greenpeace ha calculado que en España el 70% de los principales cultivos también depende de la polinización por insectos (1). Además, también el valor económico que supone la polinización por insectos alcanza cifras a tener muy en consideración: a nivel mundial supone más de 265.000 millones de euros al año, en Europa 22.000 millones y en España más de 2.400 millones.
Pese a esta gran y reconocida importancia, desde hace varios años las poblaciones de abejas melíferas y de otros insectos polinizadores están en declive. En España el sector apícola viene denunciando mortandades medias de entre un 30 y 40%, pero lamentablemente no hay un seguimiento que permita tener una cifra precisa. La situación de los insectos polinizadores silvestres es aún peor.
El problema a nivel mundial responde a un conjunto de factores que interactúan entre sí: la agricultura industrial, el cambio climático, pérdida y deterioro de hábitats, parásitos y enfermedades y especies invasoras. Algunas soluciones exigen inversiones a largo plazo, sin embargo, prohibir el uso de los plaguicidas peligrosos para las abejas es una solución a corto plazo, que les quitará una presión muy fuerte y que les permitirá enfrentarse mejor a las otras amenazas. Este fue precisamente el camino seguido por la Unión Europea cuando en 2013 decidió prohibir cuatro plaguicidas (tres neonicotinoides y el fipronil) demostradamente peligrosos para las abejas. Sin embargo, estas prohibiciones son parciales y no se aplican a todos los usos. 2016 es un año decisivo para las abejas, puesto que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria revisará la nueva información científica sobre estos productos y en enero de 2017 se decidirá qué hacer con estas prohibiciones, por lo que es fundamental apoyar las actuales prohibiciones, pedir que se amplíen y apostar por la agricultura ecológica, la única solución de futuro.