Un estudio de la Universidad de Salamanca sobre las películas españolas más taquilleras destinadas a público joven revela que hombres y mujeres desempeñan roles muy distintos que podrían tener repercusión en la violencia de género
José Pichel Andrés/DICYT.- Una investigación de la Universidad de Salamanca demuestra que las películas españolas contemporáneas dirigidas al público adolescente y protagonizadas por jóvenes reproducen una imagen de género desigual. El papel reservado para hombres y mujeres es muy diferente y contribuye a perpetuar viejos estereotipos que, según los expertos, están en la raíz de la violencia de género.
Entre los protagonistas predominan los varones, personajes activos con objetivos claros no solo en el terreno del amor, sino también en el terreno profesional. Por el contrario, la mujer se presenta como un objeto de conquista, sus metas se circunscriben al ámbito amoroso y actúan de forma pasiva, “no conquistan, sino que son conquistadas”, apunta en declaraciones a DiCYT Beatriz González de Garay, profesora del Departamento de Sociología y Comunicación de la institución académica salmantina.
El estudio revisó las películas nacionales más taquilleras de entre 2009 y 2014 y se centró en las que buscan espectadores adolescentes a través de actores muy jóvenes con los que se pueden identificar. “Es un momento en el que están configurando su identidad y los mensajes que se envían sobre la distribución de roles tienen mucho más calado”, agrega.
Los investigadores eligieron cuatro películas especialmente representativas para su análisis en profundidad:Fuga de cerebros (2009), Tres metros sobre el cielo (2010), Promoción fantasma (2012) y Perdona si te llamo amor (2014). Todas ellas se encuentran entre las 10 más vistas de sus respectivos años de estreno. Partiendo de estudios previos sobre la representación de género en medios audiovisuales, los autores de este trabajo, publicado en la Revista Latina de Comunicación Social, analizaron exhaustivamente los personajes y su comportamiento, que responde a clichés aparentemente ya superados por la sociedad actual.
De las películas analizadas, la que más variables de desigualdad de género cumple es Tres metros sobre el cielo, que además es la más vista. Esta historia presenta “la chica buena frente al malote, que la encandila”.
Uno de los aspectos que llama la atención es el ámbito de actuación de los protagonistas. “El hombre se mueve en el espacio público y la mujer en el doméstico. Incluso aquellas chicas que aparecen en el ámbito público, suelen hacerlo acompañadas”, apunta Carmen Álvarez, otra de las autoras de la investigación.
Por otra parte, aunque la presencia del sexo es constante en este tipo de filmes, también se aprecian diferencias en la forma de presentarlo. Actores como el popular Mario Casas, protagonista de algunas de estas películas, simplemente aparecen con el torso desnudo, mientras que las actrices se muestran más y las menciones a su cuerpo son abundantes y explícitas.
El amor como redención
Sin embargo, el asunto que los especialistas ven como más problemático es el mito del amor romántico y sus consecuencias. “La idea es que el enamoramiento lo puede todo y va a conseguir cambiar las actitudes del chico malo”, señalan las autoras. Esa “fantasía de redención” sirve para justificar comportamientos inaceptables: “Eres agresivo y me tratas mal, pero yo, como chica buena, te voy a cambiar a través del amor”.
Este tipo de relaciones asimétricas están en la raíz de la violencia de género, según los expertos. “Se naturaliza y se justifica el sacrificio, la renuncia a la libertad y el sufrimiento”, hasta el punto de que “parece que si él no manifiesta sus celos y deseos de control, es que no la quiere”.
Dieta audiovisual
Relacionar directamente las películas con las conductas que asumen los jóvenes puede parecer exagerado, reconoce Francisco Javier Frutos, otro de los miembros del Observatorio de Contenidos Audiovisuales de la Universidad de Salamanca. Sin embargo, hoy en día “el principal medio de socialización, por encima de la escuela y de las familias, son los medios de comunicación”.
Por eso, este grupo de investigación maneja el concepto de “dietas audiovisuales” por analogía con la alimentación. Si físicamente “eres lo que comes”, psicológicamente también “eres lo que consumes” en el sentido de que “los medios audiovisuales están marcando rasgos de actitudes y conductas”. A menudo se presupone que el espectador juzga y es crítico con lo que ve, pero no todos los públicos son iguales y los adolescentes pueden ser especialmente vulnerables.
Desde este punto de vista, se podría hablar de que algunas producciones son “dieta basura” porque “introducen elementos que la agenda social ya había desechado, hemos apostado por la igualdad y estas películas nos devuelven roles y estereotipos anteriores”.
Las razones por las que esto sucede pueden responder a muchos factores, aseguran los investigadores, pero en muchos casos parece que productores y guionistas estarían buscando un resultado a corto plazo con estrategias clásicas cuya efectividad ya está demostrada. Aun así, un mismo producto “se puede cargar con unos u otros valores” y aparentemente los profesionales del mundo audiovisual no son conscientes de sus implicaciones.