La gripe vuelve a repuntar en Asturias hasta alcanzar una tasa estimada de 144 casos por cada 100.000 habitantes. La enfermedad afecta especialmente a los menores de 15 años y, en menor medida, a los adultos jóvenes. Según los datos recogidos por la Red de Médicos Centinela de Asturias, basados en las consultas de Atención Primaria en la segunda semana del año, la incidencia es menor entre los mayores de 64. La situación se considera de intensidad baja y difusión epidémica.
Para las próximas semanas se espera un incremento de la circulación del virus y también de los casos. Sin embargo, al quebrarse la tendencia ascendente en la semana anterior, resulta difícil predecir cuándo se alcanzará el pico de la onda epidémica, que podría producirse en febrero.
La situación de Asturias es equiparable a la de otras comunidades del norte peninsular como de Aragón, Castilla León, Navarra y País Vasco, que registran un nivel de difusión algo superior al del resto. Por grupos de edad, se observa un incremento significativo en las tasas de incidencia de gripe en todos los grupos, excepto en el de mayores de 64 años.
Desde el inicio de la temporada 2015-16 se han notificado 129 casos graves hospitalizados confirmados de gripe en 13 comunidades autónomas, ninguno de ellos en Asturias. En la mayor parte de los casos (34%) se trata de personas de 45 a 64 años y el 54% de los afectados son hombres. El 75% presentaban al menos un factor de riesgo de complicaciones por gripe. De los 62 pacientes pertenecientes a grupos recomendados de vacunación, sólo el 26% había recibido la vacuna antigripal de esta temporada.
Salud Pública recuerda que la gripe es generalmente una enfermedad infecciosa benigna, pero de alta incidencia. Produce sobre todo síntomas respiratorios y está causada por un virus que se contagia muy fácilmente. Se transmite de persona a persona, principalmente al hablar, toser o estornudar y por gotitas de saliva o secreciones nasales que pueden quedarse en las manos, en otras superficies o dispersas en el aire.
La gripe se inicia repentinamente y puede suponer la aparición de fiebre, dolores musculares, malestar general, tos, dolor de cabeza, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta. Estos síntomas pueden durar varios días con buena evolución hacia la recuperación en un intervalo de 2 a 4 días, en el caso de persona sanas.
Los síntomas se alivian con analgésicos y antitérmicos. En la mayoría de los casos, la enfermedad se cura sola con las medidas habituales: beber abundantes líquidos (agua, zumos…) y utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales, como el paracetamol, siguiendo las recomendaciones de los profesionales sanitarios, hasta recuperarse.
Para evitar la difusión de estos virus, lo mejor es seguir unas buenas prácticas de higiene que son la acción más efectiva para protegerse y proteger a los demás. Es muy importante evitar el contagio, especialmente al toser o estornudar, y para ello se recomienda:
- Utilizar pañuelos de papel para taparse la boca y la nariz cuando se tosa y se estornude. Si no se dispone de pañuelo de papel, se debe toser y estornudar sobre la manga de la ropa (en el hueco del codo) para evitar contaminar las manos.
- Tirar los pañuelos de papel después de utilizarlos.
- Lavarse a menudo las manos con agua y jabón.
- Mantener una buena ventilación de los espacios cerrados.
- Limpiar con frecuencia las superficies que se tocan con las manos como los pomos de las puertas, los interruptores…
La Consejería de Sanidad vigila la evolución de la enfermedad a través de la Red de Médicos Centinela, informando semanalmente y vigilando el tipo de virus que circula. También se mantiene en contacto con el Instituto Nacional de Epidemiología y la Red de Alertas en Salud Publica. Los datos son contrastados semanalmente con el conjunto de las comunidades autónomas.